Desde el viernes y durante todo el fin de semana, el Parque Municipal de Elche tiene un aliciente más para visitarlo. Se trata de la exposición de bonsáis que se muestra en la Rotonda y que cumple su XXIII edición, convirtiéndose ya en una cita clásica para los curiosos y para los amantes de este tipo de plantas ornamentales.
El evento, que como cada año lo organiza el Elx Club Bonsái, expone unos 150 árboles diferentes, todos trabajados y moldeados por miembros del club ilicitano, quienes atienden y resuelven las dudas de todas las personas que se acercan a contemplar sus obras. Gregorio Sánchez, socio del club, asegura que el trabajo que hay detrás de un bonsái se asemeja al de un pintor: «Uno imagina cómo quiere que sea su obra y poco a poco la va trabajando para que se asemeje a lo que tiene en la cabeza». Gregorio explica con entusiasmo a los visitantes cómo se envejecen los árboles y cómo se les da forma, además de la historia que tiene cada uno detrás.
Varias de las plantas que se exponen pertenecen a Gregorio, pero una es especial para él: «Esta parra tiene 170 años y estuvo en una cueva de vino durante 30. La recuperé aplicándola una técnica japonesa mediante la cual parece que haya revivido».
También se pueden ver, entre otros, olmos, olivos, pinos, buganvillas, un tejo y composiciones de bosques en miniatura. Otro de los árboles singulares que se exponen es un ginkgo, la única especie que sobrevivió a los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. La exposición, que es gratuita, está recibiendo a cientos de visitantes de todas las edades, a quienes se les ofrece la oportunidad de apuntarse a un curso -que empieza el 6 de mayo- en el que aprenderán a trabajar un árbol que les proporcionará el Elx Club. Hoy la última oportunidad, entre las 10 y las 14 horas, para sumergirse en este bosque en miniatura dentro del Parque Municipal.
