La plaza de El Salvador se llenó ayer hasta la bandera. Una multitud de ilicitanos se dieron cita a las puertas de la iglesia de El Salvador para ver de cerca la salida de la Nuestra Señora de los Dolores. La Mare de Déu de les Bombes volvió a salir a la calle entre una multitud de fieles que le dedicaron numerosos vivas mientras pasaba por la estrecha calle de El Salvador.

La tripleta, formada por el trencaor José Antonio Beneyto, y Ana María Crespo y Esther Sanmartín, participó en el cortejo de esta procesión, como manda la tradición, portando el Guió que protagonizará la ceremonia del Viernes Santo. Con ellos iban numerosos fieles y nazarenos que abrían el camino por donde pasaba después la Mare de Déu de les Bombes en dirección a la basílica de Santa María.

Una vez que la imagen de la Virgen, coronada canónicamente, llegó a la Cuatro Esquinas, donde empiezan los dominios de la basílica ilicitana, las campanas de la iglesia empezaron a repicar. Un sonido que siguió hasta que la imagen llegó al templo ilicitano. Las campanas de Santa María no volverán a sonar hasta la Resurrección de Jesucristo, el sábado a las 24 horas.

En la jornada de ayer se volvieron a repetir imágenes típicas del Miércoles Santo ilicitano, que arrancó por la tarde con la Procesión Joven del Cristo del Amor. Más de 150 niños participaron en el cortejo que salió desde el colegio Salesianos San Rafael repartiendo caramelos al público que se apostaba en las calles para seguir el paso. Esta procesión es una muestra del arraigo que los niños tienen por la Semana Santa ilicitana desde bien pequeños.

Sobre las 20 horas llegó el turno de la procesión de la Hermandad de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de Pasión y Nuestra Señora de la Merced. Este año la hermandad atrasó media hora su salida desde la parroquia de San Juan con el fin de no provocar parones en la Plaça de Baix. Los cofrades llegaron al centro de la ciudad sobre las 21 horas, después de pasar por la calle Mare de Déu del Carme, donde los saeteros dedicaron sus cantes a las imágenes del paso.

Esta cofradía incrementó ayer notablemente el número de niños, uno de los objetivos que se marcó el año pasado, cuando adelantó varias horas su salida para incentivar la participación de los más pequeños en la procesión.

La solemnidad del Miércoles Santo llegó con la procesión la Cofradía de los Estudiantes de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de la Penitencia. Los cofrades volvieron a sacar ayer la imagen con el trono, una vez que han podido completar la cuadrilla de costaleros. Uno de los momentos más solemnes de esta procesión se vivió cuando pasó por el puente de Santa Teresa. Allí la imagen del Cristo realizó un saludo a la Virgen de la Asunción a la vez que se entontaron los tradicionales motetes. Este acto reunió a cientos de personas.

El sonido de los tambores,y las marchas de las bandas de cornetas y tambores fueron llegando poco a poco a todos los rincones del centro de la ciudad, por donde iban pasando una a una las procesiones del Miércoles Santo.

Los fieles mostraron su devoción a todas las imágenes. La alta participación fue la tónica habitual, como quedó constancia, por ejemplo, en la procesión de Nuestro Padre Jesús Rescatado. Esta procesión salió desde la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús rodeada de numerosos fieles que alumbraron el paso de la imagen. Además, y como es costumbre, una brigada de paracaidistas de la base de Alcantarilla se trasladó hasta Elche para acompañar a Nuestro Padre Jesús Rescatado.

La última cofradía que salió ayer a la calle fue la de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Los fieles portando cruces abrieron el camino del paso que este año ha incorporado una nueva escultura. Se trata de un ángel que ha realizado el artista Ricardo Rico Tormo para sustituir al soporte de la cruz. La intención de la cofradía era estrenar la escultura del ángel el año pasado, pero no llegó a tiempo, y fue ayer cuando pudo estrenarlo en la procesión que empezó de una forma muy entrañable en el Asilo de San José. La imagen del Nazareno realizó un saludo a los internos del Asilo antes de poner rumbo al centro de la ciudad para acabar en la basílica de Santa María.