El hombre que acabó con la vida a su pareja en una casa de El Altet lo hizo con ensañamiento y alevosía al matarla a golpes y sin que ella pudiera defenderse ni escapar de los ataques, según destacó ayer el Ministerio Fiscal en la primera sesión del juicio.

La defensa del acusado se adhirió a la petición del Ministerio Público que ha solicitado una pena de 18 años de cárcel por un delito de asesinato en el que han tenido en cuenta como atenuantes el hecho de que el procesado confesara el crimen desde el primer momento y que fuera bajo los efectos del alcohol. No en vano, será el jurado popular el que tendrá que dar hoy su veredicto tras escuchar ayer las declaraciones del acusado, de un testigo y de los agentes de la Policía Científica que intervinieron.

El hombre, de origen rumano, volvió a confesar ayer ante la Sección Séptima de la Audiencia Provincial que había asesinado a su pareja, de la misma nacionalidad, en una vivienda abandonada de la pedanía ilicitana en noviembre del año 2015. Algo que hizo nada más cometer el crimen, cuando salió de la casa y llamó a la Policía para después mostrarle el cuerpo de la víctima en el lugar de los hechos. Una conducta que permitió, según la defensa y el Ministerio Fiscal, poder esclarecer el crimen.

También ayer el vecino, que la tarde del crimen circulaba por una carretera cercana a la finca deshabitada y que se topó con el acusado, declaró como testigo.

«Se me abalanzó al coche gritando que se le moría la mujer. Esperé a que llegara la Policía. Después pude ver a la chica tumbada en el colchón. Me impactó mucho», señaló ante el tribunal el hombre que llamó a los servicios de emergencia aquel fatídico 1 de noviembre de 2015.

Asimismo, los agentes de la Policía Científica que participaron en el dispositivo confirmaron haber encontrado en la casa de campo un palo con un clavo y una llave inglesa de 20 centímetros. Ambos instrumentos fueron utilizados, según el escrito del Ministerio Público, como armas para cometer el crimen.

Además, revelaron que el hombre presentaba en aquel momento los nudillos inflamados de haber dado golpes a la víctima.Con todas esas declaraciones y las pruebas practicadas, la Fiscalía subrayó ayer que el fatal desenlace se originó con una discusión entre la pareja.

Brutal paliza

Según el Ministerio Público, la mujer se prostituía para poder subsistir, ya que ambos vivían, sin papeles y sin ningún recurso económico, como personas «sin techo». Algo que molestaba al acusado por lo que le propinó varias palizas, alegó. La última fue aquel 1 de noviembre, cuando ella regresó a casa después de pasar la noche fuera y después de que éste estuviera bebiendo alcohol.

De hecho, tal y como ayer revelaron en la vista oral, el hombre dio 0.79 de alcohol en las pruebas que se le practicaron varias horas después del asesinato. Con estas dosis, el acusado pegó a la víctima con patadas y puñetazos por todo el cuerpo, tal y como relató el fiscal. Después le golpeó con un palo con un clavo y le provocó diez agujeros en cada pierna. Acto seguido cogió una llave inglesa y la agredió en la espalda.

Tras la brutal paliza, según se hizo constar en la autopsia practicada, la víctima sufrió hematomas y heridas sangrantes por casi todo su cuerpo y falleció por un shock politraumático secundario a un traumatismo torácico abdominal.