La palma blanca de Elche es una de las grandes protagonistas del Domingo de Ramos. Un valor que se aprecia en muchos lugares de España donde, además, existe un gran interés por aprender a rizar la palma blanca como se hace en los talleres artesanos de la ciudad de las palmeras. Es el caso de Sevilla donde varias hermandades llevan más de una década encargando palma blanca en Elche para, después, confeccionarla en la capital hispalense.

Una de ellas es la Primitiva, Real, Ilustre, Venerable, Franciscana y Fervorosa Hermandad del Rebaño de la Divina Pastora de las Almas María Santísima, Emperatriz de los Cielos y de la Tierra y Santa Marina, popularmente conocida como la Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina. En su casa de hermandad, ubicada en el centro de Sevilla, varias tardes a la semana durante la Cuaresma se reúnen sus miembros para rizar palma blanca ilicitana.

Una de sus integrantes, Rosa González, explica que «hay varias hermandades de Sevilla en las que se riza la palma de Elche, que después se coloca en los balcones de las viviendas el Domingo de Ramos, como símbolo de protección, simulando lo que hacían los israelitas cuando colgaban cruces en sus fachadas». Las palmas ilicitanas se conservan en los balcones sevillanos hasta el 8 de diciembre, cuando se retiran y se guardan para quemarlas el Miércoles de Ceniza.

En la casa de hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina se han rizado este año unas 150 palmas blancas de gran tamaño, que les ha enviado el palmerero ilicitano Moisés Esclapez.

«A los sevillanos nos gusta mucho rizar la palma blanca, y Elche es el único lugar en el que se produce», indica Rosa González, que recuerda que «todo empezó hace una década, cuando lo impulso el concejal Juan Ortega, que tiene familia ilicitana. Él propuso hacer talleres de trenzado de palma de Elche».

La primera hermandad de Sevilla que empezó a importar palma «made in Elche» fue la de San Estaban, y con ella empezó a difundirse la tradición ilicitana. «No nos resulta muy complicado, porque aquí estamos acostumbrados a trabajar el esparto», explica Rosa González, a la vez que dice que «nosotros tenemos por costumbre hacer la palma utilizando solo sus tiras, le ponemos muy pocos adornos. Esa es la peculiaridad de las palmas que rizamos en Sevilla».

Una tradición que la capital hispalense ha importado desde Elche y que cada vez tiene más seguidores. De hecho, apuntaron, «esta semana nos quedamos sin palmas y cuando pedimos ya no quedaban en Elche».