Los últimos temporales han provocado alguna que otra sorpresa entre los pescadores de Santa Pola, que después se ha expuesto en la lonja de la villa marinera. Por la cinta donde se muestra el pescado que sale a subasta se han dejado ver últimamente piezas de gran tamaño, y que no suelen aparecer cada día ante los compradores, solo en contadas ocasiones al cabo del año.

Una de las piezas estrella ha sido un bogavante de seis kilos que llegó a la lonja hace unas semanas, por donde también ha pasado un rodaballo de ocho kilos, o una palometa de hasta 31 kilos, sembrando el asombro de todos los presentes.

José Andreu, de la lonja de Santa Pola, explicaba que «es poco frecuente, pero, cuando llegan estas piezas tan grandes, son una alegría. Hace poco pasó hasta un tiburón». Los pescadores muestran estas capturas con orgullo y enseguida las comparten a través de las redes sociales, donde corren como la pólvora, y se aprovecha para promocionar el Peix de Santa Pola.

Su destino final puede ser cualquier parte de Europa. «Hay muchos compradores por internet que participan en la subasta y se suelen quedar con estas piezas, que han viajado a muchos lugares de España y de Europa», explica José Andreu.

Manuel Agulló, de la Cofradía de Pescadores de Santa Pola, indica que «los temporales que hemos tenido durante los últimos meses han propiciado que aparezcan estos ejemplares de gran tamaño». El motivo, indicó el experto, es que los temporales provocan el movimiento de los bancos de pescado, y el cambio de temperaturas también hace que estos ejemplares, que suelen estar en el fondo, salgan a la superficie.

Por unas cosas y otras, lo cierto que es la lonja de Santa Pola se ha convertido durante los últimos meses en una auténtica caja de sorpresas, donde los compradores asiduos acuden cada jornada con la expectación de ver lo que pasa cada día procedente del mar por la cinta.