Las tradicionales palmas blancas tratadas y trenzadas en Elche se han convertido por derecho propio en protagonistas de la celebración del Domingo de Ramos a lo largo de todo el mundo, llegando a brillar con luz propia hasta en la mismísima plaza de San Pedro del Vaticano. Este año, tras la toma de posesión como obispo de Menorca a principios del pasado mes de enero, Francisco Conesa recibirá una palma blanca por parte del Ayuntamiento de Elche, obsequio que año tras año reciben el Papa, la Familia Real, el presidente del Gobierno, el presidente de la Generalitat Valenciana y el obispo de la Diócesis de Orihuela por parte del Consistorio.

Hacía 300 años que un religioso ilicitano no ocupaba un cargo de esta importancia en la Iglesia española y el Ayuntamiento no ha dejado escapar la oportunidad de reconocer la figura de Francisco Conesa, arcipreste de la basílica de Santa María desde 2014 hasta enero del presente año. Ayer, los trabajadores del taller de la familia Serrano Valero terminaban de preparar y embalar la palma que portará el obispo de Menorca en la procesión del Domingo de Ramos, una de las 100.000 que los artesanos ilicitanos de palma blanca calculan que se han elaborado con vistas a la Semana Santa del presente año.

Aunque la demanda de palma blanca desde la Iglesia y los colectivos religiosos se mantiene, Paco Serrano advierte que los talleres ilicitanos que se dedican al trenzado artesanal de la palma blanca han notado una disminución en las ventas en los puestos particulares, lo que se traduce en un descenso de la producción.

Ley del Palmeral

Elche se dispone a salvaguardar la artesanía de la palma blanca y el oficio de palmerero incluyendo ambas actividades dentro del catálogo de protecciones de la nueva Ley del Palmeral. La actual normativa data de 1986 y, desde noviembre de 2015, se trabaja en una revisión que el Ayuntamiento de Elche espera remitir al Consell antes de verano para su aprobación definitiva. Así lo anunció ayer el edil de Parques y Jardines, Antonio García, quien junto al alcalde, Carlos González, acudió al taller de la familia Serrano Valero para presenciar «in situ» la elaboración y el trenzado de la tradicional palma blanca ilicitana.