«Si yo fuera a la tele le explicaría a Chicote cómo se hace una buena salsica», reseñaba ayer María Dolores Millán mientras preparaba un «Pollo a la Inglesa», receta que le enseñó una prima que vivió muchos años en Inglaterra. Y le sale bien buena, porque «pastelera no soy, pero cocinera.... Lo bordo». Tanta calidad tenía que medirse en el Súper Chef Sénior de Elche, que ayer convocó a sus primeras 12 participantes en la cocina de la Escuela Municipal de Hostelería. Un certamen, organizado por la Concejalía de Mayores, en el que compiten 33 personas y al que podían acceder amantes de la cocina que superaran los 65 años o pensionistas de más de 55. Factor que incidió en que platos tradicionales como el arroz con costra, las manitas de cerdo o los flamenquines estuvieran ayer a la orden del día.

Arrancaron a las diez de la mañana y a las once ya lo tenían todo casi listo. Como jurado se encontraban el cocinero del DomGim y exconcursante del programa de tv «Top Chef», Tomás López, y el del Antojito, José Miguel Galera, que no salían de su asombro con la rapidez de las aspirantes. «Cortan patatas con más agilidad que nosotros. Aquí no se andan con tonterías», manifestaban los chefs. Pero ellos no eran los únicos que se paseaban por la cocina. El concejal de Mayores, Carlos Sánchez, recorría los espacios de trabajo de cada concursante, pinganillo en mano y con un cámara detrás para ir comentando la jugada, como si fuera el mismísimo Pepe Rodríguez, del programa «Masterchef». En opinión del edil, «esta actividad sirve para que las señoras se sientan protagonistas y para sacar a la luz las maravillas que hacen en la cocina de manera anónima».

La participante Manuela Clavel fue de las que más disfrutó la experiencia, además en su caso por partida doble. Por un lado, por el mero hecho de participar, «y la autoestima que le dan a una estas cosas», y por otro, «porque estoy demostrando que estar en una silla de ruedas no te impide ni cocinar, ni limpiar la casa, ni bailar. Yo de cintura para arriba estoy bien y me manejo, y, si hay que pegarse un buen baile, me lo pego sin problemas». Clavel recuperó ayer una vieja receta de Elche, que, de hecho, tituló «El olvidado arroz con cebolla ilicitano».

Su invención, aparte de una pinta suculenta, consiguió meterse entre la terna de finalistas al quedar en segunda posición, lo que le otorga una plaza en la final, que se celebrará el 6 de abril. Los «Gazpachos manchegos de carne», de María Navarro, quedaron en tercer lugar y el plato ganador fue el de María Teresa Alonso, que tituló «La Memerluza», que es el nombre con el que han bautizado sus nietos esta invención a base de pescado.

También hubo una mención especial para la granadina Ramona Durán, que apostó por unas «Manitas a la bastetana». Un manjar de su pueblo que se lo puso muy complicado al jurado para decidirse.

Hoy y mañana continúan las semifinales, de las que saldrán otros tres finalistas. En esa última cita se juegan los premios de 1.200 euros, 700 euros y 300 euros en alimentos. Los finalistas también recibirán un vale de 50 euros. Todo ello avalado por los patrocinadores, que se han encargado de surtirles de ingredientes para la competición.

Pero la verdadera riqueza de este proyecto se encontraba ayer dentro de todas esas ollas y sartenes que se pusieron a calentar. Tesoros como las flores de azúcar que, con un molde y aceite, realizó Mari Carmen Gigante, o el arroz con costra, made in Elche, que clavó Ángeles Mortes, aunque no quiso desvelar el «secreto» con el que le sale tan rico. Mañas que han ido perfeccionando a lo largo del tiempo, cocinando cada fin de semana para más de una veintena de familiares entre hijos, yernos, nueras y nietos. Y que las convierten, sin ningún tipo de excepción, en auténticas reinas de los fogones.