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Expertos detectan un repunte de deficiencias en edificios de más de 40 años y del boom del ladrillo

Arquitectos y firmas rehabilitadoras advierten de la falta de revisiones y de mantenimiento en los inmuebles, junto a la falta de planes municipales para conservar el parque inmobiliario

Vistas aéreas de buena parte del parque inmobiliario de Elche donde se aprecian edificaciones de la zona céntrica de la ciudad. aNTONIO AMORÓS

Un parque inmobiliario en el punto de mira en Elche y con patologías no solo en la cara más envejecida de la ciudad, sino que también, empiezan a aparecer en viviendas de la trama urbana de más corta edad, realizadas durante el «boom» de la construcción. Sin ir más lejos, hace una semana se daba en la localidad un ejemplo puntual en un bloque que con solo 13 años se veía afectado por la aparición de grietas en la fachada y de la caída de una parte del revestimiento.

La existencia de esas deficiencias tanto en las viejas construcciones como en las nuevas, han sido detectadas entre los arquitectos y constructoras especializadas en la rehabilitación de inmuebles. Sobre esta realidad, el sector alerta de la dejadez de los propietarios a la hora de conservar las edificaciones, pero también de la falta de implicación de las administraciones para tratar de garantizar que las comunidades de vecinos acometan las inspecciones necesarias.

Precisamente, el imparable envejecimiento de las edificaciones de una ciudad construida fundamentalmente entre los años 50 y 70 ha hecho que salgan a la luz desperfectos que precisan ser atajados de urgencia por cuestiones de seguridad. De hecho, se calcula que un 40% de la edificación de ciudades como la de Elche tendrá una edad superior a los 40 años de cara al 2020, tal y como apunta Cristobal Navarro, director de la empresa Urbana IDR, dedicada a la innovación y rehabilitación de edificaciones y todo tipo de construcciones.

Barrios como Carrús, El Toscar, San Antón y el Centro son los principales escenarios sobre los que los expertos tienen puesto el foco de atención. Arquitectos ilicitanos del grupo Ruskin Coffe advierten incluso de que en los próximos años inmuebles de estos enclaves de Elche pueden empezar a presentar problemas serios al tener las estructuras comprometidas.

Precisamente, desde el Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante señalan que desde que en 2012 las obras de rehabilitación emergieron por encima de la obra nueva, como consecuencia de la crisis, este tipo de actividad se ha mantenido al alza.

Falta de cultura

Con este panorama por delante, especialistas en el sector coinciden en la falta de revisiones periódicas para detectar anomalías que surgen con los años, con el objetivo de subsanarlas. «En España no existe cultura de mantenimiento de los edificios, como sí que pasa con los coches. Y estamos hablando de un problema serio porque en las inspecciones técnicas de edificios se miran aspectos de relevancia como la estructura, las condiciones térmicas y de accesibilidad», apunta Antonio Maciá, presidente del Colegio Territorial de Alicante.

Ante ello, tal y como señala el arquitecto ilicitano, Alexandre Marcos, de AMO Architectural Office, para prevenir sucesos como los acontecidos es muy importante que los propietarios tomen conciencia de realizar inspecciones y revisiones continuas de las edificaciones, según los plazos de la propia normativa vigente. La revisión de las pluviales, el saneamiento, los revestimientos y especialmente las estructuras son los principales objetos de atención.

El experto sostiene que ante cualquier manifestación o indicio de patologías resulta clave contactar con los profesionales competentes para evaluar las implicaciones y las actuaciones a ejecutar.

Además de la importancia de la que hablan los arquitectos a la hora de hacer «radiografías» a los edificios cada cierto tiempo, también en el sector de la rehabilitación alertan de que la seguridad entra en juego en este sentido. «Esa dejadez se deriva en la ruina económica en ciertas barriadas, donde llega un momento en el que la falta de un mantenimiento periódico hace que se deteriore tanto el valor de la edificación que el coste acumulado de la reparación sea mayor al valor de mercado», apuntó Cristobal Navarro.

En la provincia, la ITE (Inspección Técnica de Edificios) se realiza a partir de los 50 años del inmueble, excepto en lugares como en Santa Pola donde hay una ordenanza específica que reduce este plazo a los 40 años al considerar que el parque inmobiliario tiene un mayor impacto por la cercanía del mar.

Burbuja inmobiliaria

Más allá de esos problemas relacionados con la «avanzada edad» de los inmuebles, la trama urbana ilicitana también aglutina una buena parte de viviendas construidas en la época dorada del ladrillo que ya presentan incidencias concentradas en fachadas, revestimientos e impermeabilizaciones.

En esta línea, arquitectos ilicitanos del grupo Ruskin Coffe explican que en función de cómo ha realizado la obra el constructor pueden salir patologías o no. Aunque, al mismo tiempo, señalan que la existencia de edificios con fisuras es algo habitual y se extienden en muchos inmuebles. En esta línea, los expertos de este círculo también precisan que para saber si es un fallo de ejecución hace falta un análisis y un estudio pericial para determinar cuáles son las causas reales.

El exceso de velocidad a la hora de construir hace algo más de una década es una de las razones a la que el Colegio Territorial de Alicante atribuye la pérdida de la calidad en esa etapa. «Había que vender más y eso tuvo sus consecuencias. Ahora, tenemos un código técnico nuevo y más exigencias a la hora de construir. Es fundamental no caer en los mismos errores», señala Antonio Maciá.

De esta percepción también son conscientes los rehabilitadores de viviendas. «Se detecta de manera abundante patologías en edificios nuevos. La edificación nueva en la época del boom rebajó muchísimo la calidad. Sería una ilusión que algunos de estos edificios lleguen a los 50 años sin acometidas severas», advierte Cristobal Navarro. Por ello, desde la mercantil Urbana alertaron de que este tipo de viviendas tendrán que asumir trabajos de reparación mucho antes del plazo que marca la ley.

Los problemas de impermeabilización, de aislamientos y de eficiencia energética son los principales puntos débiles de las construcciones de la burbuja inmobiliaria.

Falta de implicación

Con estos desafíos sobre la mesa, el sector de la construcción reivindica una mayor implicación de las administraciones públicas, sobre todo de los ayuntamientos, en pro de la conservación del parque inmobiliario. La puesta en marcha de ordenanzas o planes municipales para hacer radiografías de las zonas más afectadas por las deficiencias o por el incumplimiento de normativas de evacuación y seguridad, junto al asesoramiento técnico al ciudadano, son las principales apuestas que los arquitectos y rehabilitadores echan en falta. «Hay una dejadez permanente de la administración pública a la hora de exigir las inspecciones y no existen planes efectivos de rehabilitación», revela Navarro.

Esa falta de cultura de mantenimiento y de prevención de anomalías en las viviendas también son relacionadas, desde el Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante, con que los ayuntamientos no acaban de tener ordenanzas específicas y la reticencia de las comunidades de propietarios para afrontar los pagos.

En mitad de esos reclamos, el equipo de gobierno de Elche se ha comprometido, al menos, a elaborar un plan municipal de ayudas a la rehabilitación, para el que han reservado 300.000 euros este año.

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