El parque de Bomberos de Elche tuvo que actuar ayer de nuevo en el edificio de la calle Alfredo Mira Gran, a la altura de la plaza de Castilla, tras detectar una nueva grieta en el inmueble después de que el sábado tuvieran que derribar parte de la fachada, que se había desprendido de la estructura. En esta ocasión, en lugar de desplomar el recubrimiento desprendido, se optó por acordonar la zona, lo que supuso vallar todo el perímetro del edificio a lo largo de la calle Francisco Rabal, en otra de las caras del inmueble.

Según ha podido saber INFORMACIÓN, los vecinos ya han contratado a una empresa para que desde hoy mismo se proceda a la rehabilitación de la fachada, tal y como exigió el arquitecto municipal, quien revisó el estado del inmueble tras producirse el derribo. De hecho, los vecinos ya habían dado la voz de alarma a esta mercantil para que hiciera un estudio para reestructurar la fachada, pues el problema no es nuevo, si bien se agravó la pasada semana a consecuencia del temporal de lluvia y viento acelerando el suceso.

Este hecho despertó ayer de nuevo las críticas entre los vecinos, al observarse un claro deterioro de la construcción, que apenas alcanza los 13 años. Tal y como apuntaron desde los Bomberos y el arquitecto municipal tras lo sucedido, el problema reside en que el ladrillo caravista que cubre la fachada no cuenta con ningún tipo de anclaje a la estructura, y se sostiene por presión, lo que ha provocado que se vaya hinchando hasta desprenderse por completo de la fachada.

Los problemas de construcción del edificio tampoco son nuevos, pues los vecinos apuntan a que a la situación de la fachada se suman otros desperfectos como caída de cornisas en varias ventanas o filtraciones de agua en el aparcamiento subterráneo con el que cuenta el inmueble.

La alarma corrió ayer entre los vecinos al ver de nuevo a los Bomberos actuar en la zona, tras el tremendo susto que se llevaron el sábado cuando el cuerpo tuvo que tirar abajo parte de la fachada para evitar daños mayores a causa de un derrumbe que puede producirse en cualquier momento.La necesidad de actuar cuanto antes es vital, pues «el viento puede meterse entre las rendijas y hacer efecto cuchillo, agrandando la separación entre el revestimiento y la estructura, y que se venga abajo definitivamente», según trasladaron fuentes de Emergencias. Por tanto, el proyecto que había sido encargado ya por los residentes tendrá que ejecutarse a la mayor brevedad. «Todo esto estaba por reparar, se aprobó en la junta de vecinos y se hará», apuntó uno de los residentes.

Normalidad

El objetivo pasa por recuperar la normalidad cuanto antes y devolver la tranquilidad a la zona. En el inmueble se encuentran varios establecimientos que temen que su actividad pueda verse afectada, especialmente en cuanto a la terraza de un bar, ya que les preocupa que nuevos desprendimientos puedan causar daños a sus clientes y a los viandantes.

La propietaria de la vivienda donde apareció la primera grieta aseguró que lleva denunciando la misma dos años. Con el tiempo, esto ha originado que el revestimiento se fuese separando de la estructura a causa de las inclemencias del tiempo y la erosión. Su padre, que vive justo encima de ella, aseguró que «este edificio es un desastre. Nos trae muchos dolores de cabeza porque tiene muchos desperfectos», por lo que las quejas de los residentes vienen desde muy lejos.

Otros criticaron que lo sucedido en este caso no es más que «un fiel reflejo del modelo de construcción que ha reinado en las últimas décadas, con construcciones a cascoporro, deprisa y corriendo y con materiales de mala calidad. Es una vergüenza que un edificio con poco más de diez años tenga estos problemas de forma reiterada».