Los estragos de la lluvia que azotó Elche durante buena parte del lunes salieron ayer a la luz allá donde el agua se abrió camino con más fuerza. El desbordamiento del Vinalopó a su paso por la partida rural de Daimés, los desprendimientos en carreteras y en cornisas, los árboles caídos y las zonas anegadas movilizaron a los servicios de emergencias durante buena parte de la jornada. Un día que dejó «patas arriba» la ciudad, donde también hubo retrasos en todos los trenes de Cercanías por una avería provocada por la lluvia.

El peor trago se lo llevaron en la pedanía de Daimés, donde vecinos se quedaron incomunicados durante unas horas por el paso de un torrente descontrolado del río cerca de varias fincas. La altura del agua y la fuerza de la corriente hizo que residentes de la zona tuvieran dificultades para acceder y salir de sus viviendas ante la crecida del caudal.

De hecho, efectivos del Parque de Bomberos de Elche estuvieron supervisando la zona y tranquilizando a los residentes durante toda la tarde ante el peligro registrado en la partida rural. También intervinieron miembros de Protección Civil. Tal y como apuntaron algunos vecinos, como Juan Rodríguez, la crecida del Vinalopó se registró a partir de las 14 horas, junto a un camino que hasta ese momento estaba seco. Tras el desbordamiento, el agua entró sin dificultad a las fincas, aunque el nivel fue reduciéndose a medida que se acercaba la noche.

La gran acumulación de agua en el barranco de los Arcos, situado entre Algoda y Algorós, también afectó a los vecinos de estas pedanías, que sufrieron problemas para acceder a sus casas con sus vehículos. Otras parcelas con viviendas situadas cerca de El Hondo, concretamente en el camino del Ocho, también se quedaron anegadas, por lo que la Policía Local mantuvo un contacto permanente con los vecinos por si precisaban salir de emergencia.

Este último episodio de gota fría dejó su huella en el túnel de Atzavares, situado en la Ronda Sur, donde el lunes hubo inundaciones. En este punto, un terraplén se vino abajo, sin causar daños a la carretera ni problemas para la circulación de los vehículos. En la ladera del Vinalopó también cayó un árbol y cortó un tramo del cauce. Mientras, en las playas ilicitanas, el temporal arrastró de nuevo los lavapiés, que ya se vieron dañados en las últimas precipitaciones y el agua se «comió» buena parte de la arena.

La presa del Pantano de Elche también dejó una imagen para el recuerdo con una insólita cascada de agua, al igual que el río Vinalopó a su paso por el casco urbano, con un caudal bastante repleto para lo que suele ser habitual.

Por su parte, los bomberos realizaron al menos ocho salidas en Elche para atender desprendimientos de cornisas, la caída de ramas y la caída de agua acumulada en la cornisa de una fábrica abandonada. Una avería por el temporal registrado el lunes en Elche provocó ayer retrasos en el tráfico ferroviario a su paso por el término municipal ilicitano. Las demoras afectaron a todas las líneas de cercanías, al igual que de media y larga distancia, según confirmaron desde Renfe a este diario. Los retrasos registrados en casi una treintena de trenes fueron desde los 15 a los 20 minutos, desde el comienzo de la jornada.

Las fuertes lluvias que azotaron a la ciudad ocasionaron desperfectos en los enclavamientos, los dispositivos que permiten controlar la circulación en la estación de Elche, tal y como señalaron desde Adif. En concreto, la avería afectó a los trenes desde el inicio del servicio y los técnicos consiguieron dar por reparada la incidencia en torno a las 15.30 horas, según confirmaron desde Adif. El sistema dañado es el que permite controlar las señales y el tráfico de los trenes en la zona del término municipal de Elche, así como los cambios de vía de los trenes. Los operarios resolvieron de manera telemática la incidencia.