Los talleres ilicitanos que cumplen con la normativa son los principales damnificados por la economía sumergida ya que compiten en desigualdad con aquellos que se saltan las normas que establece la legislación.

El mecánico Ángel Asencio, de Talleres Aselo, aseguró que «las actividades ilegales perjudican la imagen del sector y van en contra de la seguridad vial, ya que los trabajos no están garantizados y pueden suponer un peligro».

De hecho, el profesional del sector del automóvil aseguró que «muchas veces tenemos que solucionar en nuestros talleres reparaciones que no se han hecho bien en talleres ilegales».

En este mismo sentido, Ana Tora, de Talleres Femauto, añadió que «este tipo de talleres no cuentan con herramientas adecuadas, ni recambios adecuados, ni medidas de seguridad», a la vez que dijo que «los consumidores tienen que pensar en su propia seguridad».

Y es que de los talleres legales destacan que les cuesta mucho levantar cada día la persiana. Dinero y tiempo dedicado al cumplimiento de las normativas que se van actualizando constantemente para velar por la seguridad y por el medio ambiente.

«A nosotros nos cuesta mucho trabajo resolver la tramitación para estar en regla, mientras vemos que los ilegales ganan el 100% de una reparación que no ofrece ningún tipo de garantía al consumidor», añadían desde un taller ilicitano que lleva más de 40 años en activo.