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El otro Elche Valley

Más de 200 alumnos del Centro de Personas Adultas Mercè Rodoreda de Elche impulsan el Museo de la Ciencia y la Tecnología

El otro Elche Valley

Mientras las startups del Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández (UMH) están configurando, en los últimos años, una escena empresarial que, salvando las distancias, han llegado a comparar con Silicon Valley -sede de importantes firmas de tecnología del mundo-, en el Centro de Formación de Personas Adultas Mercè Rodoreda de Elche llevan más de tres cursos levantando una iniciativa en la que también se apuesta por la innovación tecnológica, científica y el emprendimiento. Se trata del Museo de la Ciencia y la Tecnología (MuCyT), que ayer se inauguró dentro de sus instalaciones y que ha conseguido implicar a más de 200 estudiantes y a otros espacios expositivos, dedicados al mundo de la ciencia y la tecnología de A Coruña, Madrid y Logroño, entre otros.

El padre de este proyecto es el jefe del departamento Científico-Tecnológico del Mercè Rodoreda, José Tomás Pastor, que realizó previamente tres estudios sobre los alumnos de los centros para adultos de toda la Comunidad, en los que concluía que, debido a las características especiales de la mayoría (muchos no pudieron acabar los estudios básicos por razones socioeconómicas o fueron expulsados del sistema convencional), precisan de una metodología educativa específica que apueste por valores como el emprendimiento social, el aprendizaje de servicio y la formación basada en retos.

La iniciativa se gestó, desde el principio, con los estudiantes de segundo ciclo del graduado de Educación Secundaria. «Recuerdo que en una clase de tecnología, los alumnos me preguntaron qué podían hacer para subir nota. Entonces yo les respondí: "¿Y vosotros qué creéis que podéis hacer por vuestros compañeros?". Sin que yo les propusiera nada, varios de ellos se juntaron y desarrollaron un proyecto que me dejó muy sorprendido. Configuraron un aerogenerador con un ventilador de ordenador, un par de cables y un led. También construyeron una maqueta de estadio de fútbol con luces, a la que no le faltaba un detalle. Me di cuenta de que sin mi ayuda eran capaces de hacer piezas de gran calidad», recuerda José Tomás Pastor, que no dudó en aprovechar esta anécdota para comenzar a pensar en un ambicioso museo para su centro.

Al año siguiente propuso a los estudiantes desarrollar otros objetos que explicaran las leyes de la física, como péndulos relacionados con la mecánica, ruedas vinculadas a la inercia, etcétera. Como referencia tomaban el material expuesto en importantes espacios expositivos de esta temática, como el Glasgow Sciencie Centre o el Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia, que de hecho visitaron. Recabaron ideas como un sistema que combina dos metales (uno de aluminio y otro de cobre) en el que al apoyar las dos manos se genera una microcorriente, inspirado en la pila galvánica. Aparte, en los últimos años, los alumnos han llevado a cabo otras piezas como un túnel de viento para hacer pruebas con maquetas, como los que se utilizan para medir la aerodinámica de los coches. O un microscopio que funciona mediante una gota de agua y un láser que amplía la imagen de los microorganismos que se ven dentro de la pequeña dosis líquida.

El museo tiene, además, una dimensión virtual. Es decir, cada pieza, en un portal web, dispondrá de una explicación y de un vídeo que detalle su funcionamiento. Algunas, de hecho, facilitarán material audiovisual sobre su proceso de construcción, con el fin de que puedan elaborar lo mismo otros centros interesados. En la exposición física cada objeto contará con códigos QR que deriven a todos estos datos. Uno de los nuevos objetivos es que alumnos implicados en el MuCyT participen en la Feria de la Ciencia y Tecnología de la UMH, así como en otros encuentros nacionales.

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