Antonio Vicente lleva conociendo el campo desde bien pequeño. Con seis años ya comenzó a aprender los entresijos de los cultivos del Camp d'Elx de las manos de sus padres. Hoy, tras 46 años de trabajo incansable en la misma finca agrícola donde creció, ha sido galardonado por Asaja como «Agricultor del año 2016» por su capacidad de diversificación de cultivos y por el fomento de los productos autóctonos en la región. Su mayor preocupación es el déficit hídrico que denuncia en Elche y los excesivos intermediarios entre los agricultores y las grandes superficies. Un problema que, según el agricultor, deja menos beneficios a los cultivadores y hace que las frutas y hortalizas lleguen más tarde a su destino.
¿Desde cuándo se dedica a la agricultura?
El primer contacto lo tuve con seis años, en la finca en la que trabajaban mis padres. Profesionalmente llevo ya 46 años trabajando en la finca que fue de mis padres, en la Carretera del León, y también trabajo en campos arrendados alrededor. El negocio lo llevamos entre mi mujer, mi yerno y yo, básicamente, aunque contratamos a más gente en las campañas de cosecha.
¿Qué diferencia hay entre un producto local y otro foráneo?
La diferencia está en la frescura. Lo que recolectamos en Elche, al día siguiente está en el mercado, lo que viene de fuera, aunque llegue en camiones frigoríficos no mantiene esa frescura.
¿La gente valora el producto local?
El producto local se va conociendo cada vez más. Por mi parte, yo procuro que la mayor parte de mi producción se quede aquí y no se vaya lejos. A los consumidores sí les gusta comprar cosas de Elche. A veces me indigna que en los grandes supermercados aparezca una granada de Elche con un aspecto seco, de haber pasado varios días ante de llegar al mercado, cuando nosotros las ofrecemos recién cortadas.
¿Cómo se portan las grandes superficies con los agricultores?
La lonja de Elche es la que nos compra y luego distribuye a los mercados. En el caso de los pequeños comercios se hace de forma directa. Las grandes superficies tienen convenios y colaboran con grandes productoras. Esto hace que aumenten los intermediarios y el producto llega más tarde a las mesas de los clientes, más caro y el agricultor se queda con menos dinero.
¿Cómo han cambiado los cultivos desde que empezó a hoy?
El tradicional varía muy poco, aunque antes el riego se hacía a manta y ahora está localizado. Las alcachofas y patatas siempre han estado. Aunque hay plantaciones que sí han variado. Antes se cultivaba algodón y ñora, algo que hoy no se hace. Los nuevos cultivos en el área son el brócoli y la coliflor.
¿Hay espacio para modernizar más el campo?
El campo es como una fábrica o una industria, o te renuevas constantemente o tu negocio se va a pique.
¿Cuál es la clave para seguir?
El buen clima y la buena tierra de Elche para los cultivos. El problema que tenemos es el del agua, desde hace siglos. Siempre ha sido un debate que no llega a buen puerto y se ha convertido en una guerra de partidos políticos. Siempre hemos pedidos sobrantes y nos lo niegan, vivimos ahora de los sobrantes del río Segura.
¿Hay asegurado un relevo generacional?
Siempre hay quien toma el testigo. Yo por lo menos, lo intento. Depende mucho de, como yo digo , los cacahuetes que queden el saco. Es un trabajo muy duro que tiene que recompensar.Me gustaría que la explotación no se pierda y que siga cuando ya no me dedique a ella.
