Los hosteleros de la Plaça de l'Algeps, en Elche, se sumaron ayer a la rebelión del sector en La Glorieta por la intención de aplicar la ordenanza municipal de terrazas, que pide la supresión de elementos de anclaje al no cumplir con la actual normativa de Actividades Económicas. Los dueños de los locales de restauración temen que la supresión de cerramientos y toldos fijos suponga un auténtico revés en sus ingresos, sobre todo en el periodo de invierno. «Es esencial este tipo de instalaciones, pues vivimos de la actividad de la propia plaza. Mucha de nuestra clientela son madres y padres que eligen este lugar para que los niños puedan jugar en los parques infantiles, tenerlos vigilados, o disfrutar de una comida o cena al aire libre, sin más. Es condenarnos al cierre», apuntó uno de los empresarios, que prefirió no dar su nombre. «Yo prefiero traspasar, si finalmente obligan a quitarlas».

Al igual que los empresarios de este tipo de negocios en la Glorieta y las calles Alvado, Hospital y la plaza de las Flores, en el centro de la ciudad, consideran que esta obligación supondrá una merma importante en su negocio.

«Esto no es como la Glorieta, rodeada de edificios, aquí estamos hablando de una plaza muy diáfana que no tiene ningún tipo de protección contra el viento, por lo que es inviable no tenerla cerrada. Ningún cliente querría sentarse en ella», lamentan.

Los dueños de estos establecimientos muestran su malestar e incertidumbre sobre el futuro que aguardan sus locales y aseguran que se sienten desconcertados, ya que muchos de ellos realizaron cambios en las instalaciones el año pasado, bajo el visto bueno del Ayuntamiento, Por tanto, no entienden que ahora se les exija volver a readaptar sus establecimientos para cumplir con la norma de cara al próximo año. Varios de estos empresarios ya han recibido la visita de un ingeniero municipal que ha tomado medidas de todos los elementos de sus instalaciones al aire libre, mientras que otros apuntan no tener noticias. Las conclusiones de estas mediciones y los cambios que, en su caso, deban realizar para cumplir con la vigente ordenanza, les será comunicado en un muy breve periodo de tiempo por el Consistorio, según se les dijo.

De manera provisional, algunos de los gerentes de estos negocios ya han recibido advertencias de que deben retirar elementos de anclaje al suelo de sus toldos o mamparas, y que deben adecuar sus cristaleras, dotándolas con ruedas para que dejen de ser elementos fijos.

La gerente del bar «El Chiringuito» corroboró que el ingeniero municipal le instó a poner ruedas a las mamparas que delimitan su espacio al aire libre. La dueña del local no lo ve viable «porque mi negocio está cuesta abajo y si las instalo en las cristaleras, podrían volarse con un temporal de viento y pueden llegar a acabar en la calzada», apuntó. Esta propietaria, además, denunció que se gastó «10.000 euros en poner esta separación y me prohibieron tener estufas de gas. Ahora que tengo instalación eléctrica me indican que no habría problema con el gas, pero sí con los anclajes de la terraza. No me lo explico. No entiendo tanto cambio».

El propietario de otro negocio que lleva trece años en la plaza, Loren López, también se mostró cansado de este cambio de criterio y pidió al Ayuntamiento «que nos dejen trabajar. Solo queremos eso, trabajar y dar de comer a nuestras familias y a las de nuestros empleados, que son muchos, y también dependen de esto».