Hay quienes llevan más de 15 años metidos en las drogas en Elche, que consumen cocaína o heroína indistintamente, y que viven en un entorno familiar desestructurado que les ha abocado a esa situación. Por razones diferentes, pero, en la mayoría de veces, conectadas entre sí, un buen número de personas viven «atadas» a las drogas y, por voluntad propia, aisladas del sistema de salud pública y de lo que ello conlleva.

La Cruz Roja es uno de los principales organismos que trabaja a pie de calle con estos perfiles de riesgo, a través de diferentes programas de prevención, como, por ejemplo, el de Intercambio de Jeringuillas y Salud, que da servicio a más de un centenar de afectados. Con este proyecto, sus voluntarios se trasladan cada día principalmente al barrio de Los Palmerales, con el objetivo de que los usuarios dejen de compartir las jeringas cuando consumen droga y frenar así los contagios de enfermedades. «Aunque es muy difícil, nuestra finalidad última es que dejen las drogas, acercarlos al sistema sociosanitario y que, en definitiva, se integren en la comunidad», señala Francisco Riquelme, coordinador de Cruz Roja en Elche.

Para ello, los voluntarios entregan kits de jeringuillas y toallitas limpiadoras a los drogodependientes a cambio de las jeringuillas usadas, para también evitar que las tiren en cualquier lugar del barrio. Uno de los datos más llamativos que dejó el 2016 fue, precisamente, una caída de casi la mitad en el número de paquetes entregados a los toxicómanos, al pasar de 9.398 en el año 2015 a 5.691 el pasado ejercicio. «Esto supone que ha habido una importante reducción de gente que toma drogas por la vía parenteral, es decir, a través de la inyección venosa directa», explica Riquelme. Algo que se traduce en un cambio de tendencias a la hora de consumir en favor de la vía fumada, que, aunque también es perjudicial, según los expertos, sus riesgos son mucho menores.

Una de las condiciones que exigen los voluntarios de Cruz Roja a la hora de hacer entrega de las jeringuillas nuevas es que los usuarios les devuelvan las usadas y que no las compartan. De este modo, la mayoría de los afectados, que coinciden en un largo recorrido en el mundo de la drogodependencia, se han dejado ayudar por esta entidad sin ánimo de lucro.

«No es fácil ganarse la confianza de esta gente, pero, a veces, acabamos convirtiéndonos en el único apoyo que les queda», señalan los voluntarios de este proyecto. Y es que, entre las actividades que realizan los voluntarios a diario, no solo está la de poner un freno a las drogas, sino que también realizan un seguimiento de salud en coordinación con la Conselleria de Sanidad. La violencia de género, la desintoxicación, las habilidades sociales, entre otros temas, también son abordados en estos encuentros en los que buscan arrojar luz en el túnel de las drogas .