Casi 6.000 firmas se presentaron ayer en el Registro del Ayuntamiento de Elche para reivindicar un servicio de autobús entre el casco urbano y las pedanías de Algoda y Matola mucho más completo que el actual. Así lo consideran al menos José Soriano, alcalde pedáneo de Matola, y Antonia Coves, su homóloga en Algoda, que fueron los encargados de hacer efectiva, en nombre de sus convecinos, esta entrega de firmas recogidas no solo entre los residentes en ambas partidas rurales, según indicaba Isabel Brotons, patrona fundadora de la Fundación Defora, entidad que también considera necesaria una mejor prestación.

El caso es que un total de 5.950 firmas, según afirman, vienen a solicitar la implantación de una línea de bus urbano en esta zona, ya que, aunque matizan que ya existe este servicio, éste no cubre sus expectativas ni de lejos, aseguran los afectados.

Para empezar recuerdan que entre las dos pedanías hay más de 4.000 personas, la mayoría en viviendas agrupadas entre sí; además de existir dos colegios concertados, otro público y la propia Fundación Defora. Es decir, mucha población que podría beneficiarse de este servicio.

La petición de una mejor línea a ambas partidas deviene en una reivindicación histórica. El actual servicio, aseveran, cuenta con un horario «obsoleto» y apenas coincide con los horarios de entrada y salida a los centros educativos, según se puso de manifiesto ayer durante la entrega de las firmas en la Oficina Municipal de Atención al Ciudadano (OMAC) de la Plaça de Baix.

«Los impuestos que se pagan en las partidas rurales son prácticamente los mismos que los habitantes de la ciudad», exponía Brotons, al tiempo que ponía énfasis en el gran número de firmas que suscriben el escrito de petición a los responsables municipales: «Creo que 6.000 votos dan más o menos un concejal».

La edil de Movilidad, Esther Díez, reconoce, por su parte, que existe un problema, afirma que este año se ha introducido una frecuencia más, aunque lo admite: «Es verdad que no resuelve el problema estructural».

Ante ello, la edil apunta que 2017 es un año de transición y que la gestión, en cualquier caso, sigue dependiendo del Consell y de sus concesiones, las cuales, en teoría, por fin pasarán en 2018 a manos municipales, momento en que se espera rediseñar el transporte a las pedanías.

Para ello, remarca Díez, se harán propuestas y se volverá a consultar a vecinos y pedáneos antes de poner en marcha los nuevos trayectos, paradas y horarios.

Asimismo, con respecto a la Fundación Defora, con sede en la carretera de Matola, la edil rememora que el pasado año se reunieron con sus responsables para recabar sus impresiones. «Ellos pedían una línea de bus urbano. Nos trasladaron una petición de horarios para la entrada y salida de sus alumnos», explica la concejal. Ante ello, la edil está totalmente dispuesta a tener en cuenta sus recomendaciones y, en la medida de lo posible, diseñar una franja horaria que también pueda facilitar el transporte a alumnos y empleados de la fundación.