Las entrañas del puente del Bimil·lenari esconden un paisaje mugriento en el que se agolpan cacas de perros, residuos sólidos, envases de bebida y todo tipo de basura. Lo que por su ubicación constituye un balcón privilegiado para contemplar la inmensidad de la ciudad se ha convertido en un nido de suciedad y porquería en el que la inmundicia se abre paso sin oposición tanto en la explanada peatonal que subyace al puente como ladera abajo.

Las constantes quejas de asociaciones denunciando la situación, así como de los grupos políticos de la oposición, siguen sin surtir el efecto deseado. La zona se ha convertido en un vertedero ilegal en el que se depositan maderas, ropa, escombros, recipientes de vidrio y restos de comida de forma incontrolada, generando un foco de insalubridad para los vecinos de la zona que transitan por la zona con cierta asiduidad.

«Aquí nunca viene nadie a limpiar», asegura una persona mientras pasea a su perro junto a los graffitis y pintadas que confieren un carácter underground a lo que a plena luz del día asoma como un auténtico estercolero. La basura, esparcida a lo largo de la ladera, también preside el pequeño habitáculo por el que se accede a las escaleras del puente, cerrado a cal y canto con candado y en el que los cables de alimentación de las máquinas de aire se suspenden en el aire sin sujeción.

Muchos de los corredores que habitualmente practican deporte por la ladera del río Vinalopó son conocedores de un problema perpetuado en el tiempo ante la inanición de los servicios municipales de limpieza. Pese a lo escarpado del terreno, la zona de la ladera donde se acumula más cantidad de residuos se encuentra en un lugar accesible para los operarios de Urbaser. Sin embargo, pasan los meses y la presencia de basura, lejos de remitir, se hace cada vez más visible y palpable.

«Todas las semanas nos llegan quejas vecinales que, bien en persona o través de las redes sociales, denuncian la suciedad existente y se quejan de que haya gente que duerme allí por las noches», aseguran desde el grupo municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento. «No se puede hacer nada para que estas personas se queden por las noches en el albergue municipal, pero sí que se puede actuar para atajar la acumulación incontrolada de basura», añaden las mismas fuentes.La presencia de mantas y cajas de cartón entre la broza que recubre este vertedero ilegal da a entender que, efectivamente, hay indigentes que pasan la noche rodeados de mugre, basura y desperdicios.

«Hay una situación de máximo abandono», delata José Joaquín Belda, representante del colectivo Senderistas del Patrimonio medioambiental de Elx. «Toda esa parte y la acequia mayor está llena de basura y de matojos. No se puede pasar por ahí», sentencia Belda.