El Instituto Valenciano de Conservación y Restauración ha empezado a restaurar el plano general del yacimiento de La Alcudia que elaboró en el año 1890 el historiador Pedro Ibarra. La Universidad de Alicante ha encargado el trabajo al organismo público valenciano con el fin de garantizar la conservación del documento donde se localizan, entre otras zonas, el solar en el que se situaba la antigua Ilici y donde se encontró la Dama de Elche, algo que marcaría una vez aparecido el busto.

Concretamente, se trata de un plano topográfico de 194 x 134 centímetros, que se realizó manualmente con tinta caligráfica sobre papel mecánico por el historiador ilicitano en el año 1890. Desde el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración explicaron ayer que «en el plano podemos observar el lugar exacto del descubrimiento de la Dama y diversas excavaciones históricas que realizaron Pedro Ibarra y Albertini entre los años 1890 y 1905 en el yacimiento ilicitano, como la famosa basílica o las termas occidentales».

Además, está previsto que se restaure una dedicatoria epigráfica de Emil Hübner al ilicitano Pedro Ibarra, que es un documento manuscrito a modo de inscripción latina que se escribió con tinta sobre papel con una fotografía de la Dama de Elche.

Estos documentos de gran valor histórico forman parte de los fondos de la Fundación Universitaria La Alcudia, que los recibió, a su vez, como una donación de la familia Ramos. La importancia de estos documentos radica en su vinculación con el descubrimiento de la Dama y con dos personas destacadas de la época, como son Pedro Ibarra y el epigrafista alemán y catedrático de la Universidad de Umboldt Emil Hübner.

Según indicaron desde el centro de conservación, una vez realizado el primer estudio de los documentos, el plano de Pedro Ibarra presenta un alto grado de acidez y una tonalidad anaranjada que lo hace muy frágil.

El objetivo de la restauración que se va a llevar a cabo es dar más estabilidad a papel, que por el efecto de la humedad presenta bolsas, arrugas y desperfectos, lo que, apuntaron, «altera su unidad estética y estructural».

Por su parte, el documento de Emil Hübner ha sufrido la acción de los llamados insectos bibliográficos que han debilitado considerablemente el papel.