El precedente se puede decir que está en lo ocurrido hace un par de semanas en la plaza de Altabix. Un grupo de vecinos, miembros de dos colectivos distintos, montaron en cólera al encontrarse por sorpresa con siete árboles talados y ninguna explicación previa del Ayuntamiento. Aunque luego la Asociación de Vecinos del Barrio Obrero de Altabix fue convocada a una reunión con responsables municipales, para detallarles por qué se había decidido eliminar estos árboles, la polémica ya estaba servido e incluso se estaba al borde de las movilizaciones por lo que consideraban algunos residentes todo un «ataque medioambiental» al corazón del barrio. Los vecinos también mostraban entonces su enfado por no ser informados de nada por parte del Consistorio.

Éste argumentó que la decisión de talar árboles no responde a un capricho de ningún concejal, sino que los técnicos tienen la obligación de actuar de oficio, sin consultar a ningún responsable municipal, si consideran que existe un riesgo para los peatones.

Ahora bien, a tenor de este caso, el tripartito ha decido aprender de posibles errores, por decirlo de algún modo, y ahora, teniendo en cuenta que dispone de concejalías de Participación Ciudadana y de Transparencia, está decidido a que en lo sucesivo para cualquier cambio en profundidad que esté previsto acometer con respecto a alguna plaza, jardín, calle u otro espacio público, se llegue a un acuerdo o consenso con los vecinos de la zona.

Así va a ocurrir con la plaza de Altabix y también con la transformación de la rotonda de la plaza de Barcelona, donde se están recogiendo ya las necesidades de los ciudadanos con respecto a este espacio, como pintar bancos, arreglar desperfectos, podar las plantas y cambiar la pérgola.

El edil de Participación, Felip Sánchez, remarcaba ayer que la transformación de espacios públicos se va a abrir todo lo que se pueda a la consulta ciudadana.