Las pruebas realizadas con un autobús urbano dotado de propulsor híbrido no terminan de convencer en Elche. Se ha conseguido reducir el consumo de combustible una media del 11%, pero apenas sí hay caídas significativas en las emisiones de dióxido de carbono. El motivo: las elevadas temperaturas que registra casi todo el año el municipio, lo que obliga a tener el aire acondicionado puesto casi de continuo la mayoría de los meses y, ante ello, el autobús tiene que acudir a su motor térmico dadas las limitaciones del eléctrico.

Así las cosas, la Concejalía de Movilidad Urbana y Auesa, la concesionaria del transporte público del autobús urbano, -mientras seguirá en contacto con la empresa gallega que proporcionó la unidad de prueba a la espera de que evolucione aún más sus motores- continuarán apostando por autobuses tradicionales, pero lo más ecológicos posibles, los más respetuosos con el medio ambiente según la clasificación de eficiencia energética recogida en la normativa europea.

En este sentido, durante el pasado año se renovó una parte de la flota con tres nuevos autobuses que cumplen con la norma anticontaminación Euro 6, y para este 2017 están previstos otros seis.

Estos datos se aportaron ayer durante la presentación del balance de pasajeros de 2016 así como de la novedosa campaña para agradecer a los vecinos el uso de este medio de transporte público y seguir concienciándoles en que sigan utilizándolo. Unas gafas como si fueran de 3D y unos carteles con un filtro simulan de qué color (gris) se vería Elche si toda la ciudadanía utilizara el coche. La edil de Movilidad Urbana, Esther Díez, informó de que en 2016 ha aumentado un 1,5% el número de usuarios, hasta alcanzar los 11.474.027 viajeros. El 65,84% se desplazaron de manera gratuita; el 21,41% con bonos; y sólo el 11,23% pagaron el precio del billete.