El picudo rojo se ha cobrado en Elche unas 200.000 palmeras desde el año 2010. La plaga que lleva una década amenazando a los huertos del Palmeral ilicitano afecta ahora en mayor medida a los huertos del campo, una vez que, según los expertos y las administraciones, la situación está más controlada en el casco urbano. No obstante, todos coinciden en que hay que incrementar la intensidad de la lucha y llegar a las partidas rurales lo antes posible, donde el insecto se mueve a sus anchas.

El Ayuntamiento reconoce que los recursos públicos han limitado la acción de los tratamientos y que, durante los últimos años, su aplicación se ha tenido que centrar en el Palmeral Histórico y en los ejemplares del casco urbano. Es ahora, una vez que se considera que el problema está más controlado en la ciudad, cuando se plantea dar el salto al Camp d'Elx.

Primero se ha actuado en dos zonas industriales en las que se detectaron focos importantes, como fueron Elche Parque Empresarial y el Parque Agroalimentario de La Alcudia, pero el plan para este año es llevar los tratamientos fitosanitarios a los huertos existentes por la carretera de Santa Pola y en la vereda de Sendres, en el entorno del Parque Natural de El Hondo, donde se reconoce la existencia de grandes núcleos de palmeras abandonadas e infectadas por picudo rojo.

El concejal del Palmeral, Antonio García, dice que «ahora no negamos la existencia del problema, porque negarlo, como se ha hecho en el pasado, es el peor de los remedios que podemos encontrar para combatirlo». Además, apunta el edil, «la elaboración del mapa del picudo, que vamos ampliando poco a poco, también resulta fundamental para conocer el estado real del problema y poder afrontarlo con sensatez».

Los expertos y colectivos implicados en la defensa del Palmeral reconocen que en el último año se han producido avances, a la par que exigen que se aumente la intensidad de los trabajos. Plataformas ciudadanas, viveristas, agricultores, palmereros y científicos apuntan en esa dirección, aunque entre estos también se elevan voces muy críticas.

Una de ellas viene desde la Estación Phoenix. Su director científico Michel Ferry asegura que «aunque se han hecho esfuerzos importantes la plaga está ahí». Ferry critica que no se haya actuado contra el insecto desde una visión global, que abarcase todo el término municipal ilicitano y las poblaciones de alrededor, y que las actuaciones se hayan centrado en el Palmeral Histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. «Se ha gastado mucho dinero de las administraciones, pero no de forma adecuada», asevera Ferry.

El director científico de la Estación Phoenix también rechaza los resultados presentados por el laboratorio Glen Biotech, que indica que casi la totalidad de las palmeras tratadas con un hongo autóctono han sido protegidas. Ferry sostiene que «es imposible afirmar tal resultado porque no se puede saber cuántas palmeras hubieran sido atacadas si no hubieran sido tratadas. Aún sin la aplicación de este tratamiento con hongos, el resultado podría perfectamente haber sido idéntico, lo que hubiera conducido a afirmar que el tratamiento no había servido de nada».

Por su parte, desde Glen Biotech, Berenice Güerri asegura que «la revolución contra el picudo es la suma de herramientas». Y una de ellas, apunta la bióloga, es el hongo autóctono, ya que con él no es necesario aplicar agua a la planta y, según afirma la experta, «no es tóxico ni para la palmera ni para los ciudadanos». Güerri destaca que «se trata de una herramienta natural, que sólo tenemos que colocar en el lugar adecuado». No obstante, Güerri es de las que piensa que no hay que obsesionarse con la idea de erradicar la plaga, sino que hay que centrar los esfuerzos en controlarla.

En los últimos años las voces más críticas con la conservación del Palmeral llegaban desde el colectivo Volem Palmeral. Uno de sus miembros, Vicent Sansano, valoró que «vemos que la plaga ha ido a menos en el casco urbano, pero el problema lo tenemos ahora en el campo». Sansano dice que «entendemos que el Palmeral Histórico es prioritario, pero no hay que demorarse y actuar ya en las pedanías», para añadir que «parece increíble los resultados que se han obtenido en un año, pero ahora hay que llevar el plan al campo, y colaborar con las poblaciones de alrededor».

Los palmereros dicen que la «plaga está más controlada, pero no al 100%, queda mucho por hacer». El presidente de la Asociación de Palmereros de Elche, Miguel Ángel Sánchez, recuerda que «hay zonas del campo de Elche donde el picudo campa a sus anchas», a la vez que valora que «el hecho de que el Palmeral tenga una gran variedad de ejemplares, y sean plantas de semilla, lo hace actualmente más fuerte, y la prueba está en palmeras muy altas que resulta imposible fumigar y que están resistiendo a la plaga». No obstante, desde el colectivo de palmereros también son de la opinión de que «se va muy lento y no debemos entrar en el error de la autocomplacencia», a la vez que recordaron que «seguimos sin tener una Estación Phoenix en Elche después de tantos años».

Desde Datelx, la cooperativa de cultivadores de dátiles, Pascual Urbán, dice que «se está actuando bien pero poco». El agricultor reconoce que «es cierto que la plaga ha ido a menos porque se está tratando más que antes», pero hace falta, apunta, intensificar una acción conjunta que implique a los propietarios de los huertos de palmeras con las administraciones. Y es que, advierte Urbán, «aunque la afección de la plaga baje en Elche, el problema sigue existiendo en las poblaciones de alrededor, donde no se está actuando igual».

Por su parte, Asaja Jóvenes Agricultores advierte de que una de las causas por las que muchas palmeras del campo no tienen los cuidados que requieren, con el fin de prevenir la plaga del picudo rojo, es la escasa rentabilidad que obtiene el agricultor. «Es un problema económico», advierte el presidente de Asaja Elche, Pedro Valero, a la vez que indica que «se está haciendo una buena labor con la red de trampas en el campo, mientras aparecen enemigos naturales del picudo, como puede ser el hongo autóctono».

Mientras, la Asociación Empresas Productoras de Plantas de Vivero (VAME) indica que la plaga está más controlada porque se han demolido muchos ejemplares (200.000 según las cuentas oficiales) y porque se está tratando más a las palmeras afectadas. El presidente de VAME, Francisco Agulló, reconoce que actuar ante los grandes focos de picudo, unido a los tratamientos que se han ido aplicando en los viveros y a los controles que lleva a cabo la Conselleria de Agricultura en las plantaciones de los viveristas, resulta fundamental para controlar el efecto de esta plaga importada. Y es que, dice Agulló, «nuestros viveros son revisados cada 35 días por técnicos de sanidad vegetal».

No obstante, a pocos colectivos implicados en el sector de la palmera se les pasa por alto que en la última década el insecto ha acabado con 200.000 ejemplares, que se sepa. Una cantidad que se acerca a la que se estima que compone el Palmeral ilicitano, que alberga entre 250.000 y 300.000 palmeras, según indicaron desde el Ayuntamiento de Elche.

Un gran tesoro que se quiere proteger con una inversión anual de dos millones de euros que aporta la Generalitat Valenciana más las partidas que tiene el Ayuntamiento, y que son 50.000 euros para el cheque verde con el que se financian los tratamientos de los particulares, los 40.000 euros que cuesta elaborar el mapa del picudo para conocer el alcance de la plaga y actuar sobre los focos, y los 20.000 euros que se están invirtiendo en la investigación sobre el hongo autóctono.