Tener buena nota en las oposiciones y plaza definitiva en una Escuela de Idiomas se ha convertido este curso en un castigo para numerosos profesores.

«No hay derecho a que la conselleria haga una distribución de puestos de trabajo tan nefasta e improvisada», subraya Ynma Martínez, entre las afectadas.

A Bárbara Cuesta, de Elda, le han mandado a Utiel; a Daniel Miralles, de Callosa de Segura, le ha correspondido Alzira; a Silvia Botella, de Alcoy, nada menos que a Castellón, igual que a Elena Bernabéu, de Alicante. «Los primeros de la lista y las peores posibilidades de elección», coinciden.

Han salido con pancartas a la calle para protestar junto al resto de compañeros de toda la provincia, igualmente afectados, porque se han visto obligados a aceptar plazas en Escuelas de Idiomas a cientos de kilómetros de sus domicilios y de sus centros, después de más de un lustro de trabajar en el mismo proyecto educativo.

«La conselleria se llena la boca afirmando que asignar plaza, por fin, a los miles de docentes que estábamos pendientes de destinos definitivos, consigue mejorar sensiblemente la estabilidad y calidad de la enseñanza, pero en nuestro caso no es así», lamentan.

Falacia

En su propósito por dar un puesto definitivo a miles de docentes que llevaban esperando plaza durante años, la conselleria metió en el mismo saco a los profesores de las Escuelas de Idiomas que, aseguran, se han visto penalizados más que beneficiados porque no han dispuesto de vacantes entre las que poder elegir.

Las plazas docentes en los aularios no computan como definitivas sino como habilitadas, porque de hecho estos centros no existen jurídicamente hablando. Así las cosas, estos profesores, pese a haber obtenido buena nota en sus respectivos concursos, y llevar años esperando la plaza fija, no pudieron optar a los puestos en los que trabajan desde hace años.

Vieron cómo esos mismo puestos se los ofrecían a los interinos una vez que ellos ya habían escogido obligatoriamente entre las poquitas plazas disponibles en toda la Comunidad en las Escuelas Oficiales.

«Si quieren hacer una provisión de puestos justa debían sacar la totalidad de las plazas en el concurso de traslados. Lo que han hecho es una absoluta falacia. Las plazas de los aularios no salen por una cuestión administrativa harto difícil de entender, y en lugar de reconocer el error y ofrecer una solución, se obcecan en acatar una ley a todas luces kafkiana», lamenta Ynma.

Solución

La situación resulta tan disparatada que la propia Conselleria de Educación ha decidido resolverla de cara al curso que viene. «El profesorado que concursa para una plaza definitiva saldrá beneficiado definitivamente con la nueva normativa para las EOI», aseguran desde el departamento que dirige Vicent Marzà.

«Las plazas de los aularios están cubiertas por interinos o profesores sin destino definitivo porque normativamente no existen los aularios», explican a un tiempo.

El nuevo decreto que regula el funcionamiento de los centros oficiales de idiomas, presentado recientemente por la Conselleria de Educación, permitirá «elegir las plazas de los aularios o secciones también en concurso de traslados Hasta ahora eran habilitadas, no existían jurídicamente», admiten desde la conselleria.

No obstante, los afectados no las tienen todas consigo, porque se les ha adjudicado la plaza a cientos de kilómetros de sus casas este curso, y señalan que cuando se pide en concurso de traslados al menos hay que estar dos años en el destino hasta poder volver a concursar.

Pocas esperanzas

«Después de 6, 7 y 8 años con una estabilidad tanto personal como educativa, cerca de nuestros domicilios, los hay que hemos cambiado incluso de provincia, a más de 200 kilómetros de casa, y lo peor es la cara que se te queda cuando, semanas después, salen las vacantes de julio y ves cantidad de puestos en la provincia de Alicante, por ejemplo en el caso de inglés, que han terminado cogiendo otros que estaban provisionales e interinos». Ynma confiesa que tiene pocas esperanzas.