Ojo con Cupido los 15 de septiembre en Elche, que parece que afina especialmente la puntería en la ciudad de las palmeras. Ayer, durante la primera jornada para coger fecha de boda en la basílica de Santa María de cara a 2018, coincidieron hasta cuatro parejas en el mismo día y en la misma hora: 15 de septiembre a las 18 horas. La razón compartida: «Es el día que empezamos a salir».

La romántica hazaña la consiguió Carlos, un chico de 29 años al que le habían advertido de que «las fechas volaban», por lo que se plantó en la puerta de las oficinas de Santa María a las tres de la madrugada, con lo que se posicionó el primero en la cola y ya puede ir preparando su chaqué para ese preciado 15 de septiembre. Encabezó al más de medio centenar de personas que se aglutinaron ayer para lo que ya es un ritual entre los que quieren contraer matrimonio en la basílica, todo un clásico en la cultura ilicitana. Lo suyo le costó, ya que tuvo que aguantar el frío (en algunos momentos resguardado en su coche) hasta las 6.45 de la mañana, que fue cuando el sacristán les invitó a pasar a él y al resto de personas que le empezaron a acompañar desde las seis. Un sacerdote de Santa María, Miguel Ángel Marcos, detalló a este diario que ayer se apuntaron hasta 27 parejas y que, al año, suelen casar a alrededor de 100. Una cifra que se está manteniendo en los últimos años pero que subió cuando amainó la crisis. Los meses más demandados volvieron a ser junio y septiembre.

Almudena había desarrollado toda una producción para guardar el turno, que implicaba relevos con sus familiares, ya que tanto ella como su novio trabajaban. De hecho, Jorge, su futuro, «se ha librado y solo ha tenido que hacer cola diez minutos porque acaba de terminar», se reía ella justo antes de que abrieran las oficinas y empezaran a repartir citas.

María, al igual que otras madres, había madrugado para coger fecha para su hija, que vive fuera. También había sido de las primeras y también quería el 15 de septiembre a las 18 horas, como Carlos, pero no le ha supuso un trauma el cambio de día. «Lo más importante para ella es casarse aquí, en su tierra, y en Santa María, como hice yo hace años», indicaba emocionada. A Elena también se le notaba entre contenta y nerviosa por estar un pasito más cerca del altar con este trámite administrativo. Comentaba que le gusta lo tradicional y los enlaces como Dios manda. De hecho, Juan Carlos, su novio, cede a lo de casarse por la Iglesia por sus padres y ella.

Laura, otra de las futuras novias que ayer se dejaron caer por allí, reflexionaba sobre por qué cada vez hay menos gente que opta por casarse por la Iglesia y más por lo civil, aunque en Santa María aseguren que no lo estén notando en el número de enlaces que programan. «Yo pienso que prefieren cosas sencillas y fáciles. Y lo de ir y firmar un papel lo simplifica más todo. Pero nosotros somos católicos y nos gusta esto», subrayaba.

Otra cosa en la que coincidían muchos es en que no querían salir en las fotos de este reportaje. «Calla, calla, que no sabe que estoy cogiendo cita ni mi madre. Si se enteran por el periódico, no te quiero ni contar...», manifestaba una chica.