Con los ojos mirando al cielo. Así se levantaron ayer los romeros que se disponían a arropar a San Antón en su día grande y que cruzaban los dedos para que las peores previsiones no se cumplieran y la lluvia respetara la festividad. Y al final la respetó.

San Antón se celebró ayer en una mañana con viento en la que el termómetro marcó entre 8 y 12 grados pero, sobre todo, con un cielo y unas previsiones meteorológicas que amenazaban con dar al traste con todas las ilusiones puestas en esta tradicional romería y todo lo que la rodea, que va desde el almuerzo al aire libre hasta la bendición de los animales.

Este panorama de mal tiempo restó afluencia a la romería, así como a la posterior bendición de los animales y a los puestos ubicados en la zona, pero no desanimó a gran cantidad de ilicitanos que cumplieron con la tradición.

Un año más el barrio se llenó de corrillos de gente, familias o grupos de amigos, con mascotas incluidas, que acudieron a almorzar en las inmediaciones de la ermita y que aprovechaban también los espacios verdes del barrio para descansar y degustar la tradicional coca, o bien bocadillos o «montaditos».

Eso sí, este año el equipamiento de gorro, guantes, bufanda y una buena prenda de abrigo se hizo más que necesario, pero los fieles a esta cita no quisieron perderse esta festividad.

Los más equipados se atrevieron incluso con las brasas y prepararon alguna barbacoa principalmente a base de embutido, en el que no podían faltar las longanizas y salchichas. Además, en una mañana como la de ayer, el fuego servía para calentarse.

Previamente, los más madrugadores también participaron en la romería y, completamente abrigados, llevaron al santo desde su parroquia a la ermita. A lo largo del trayecto no faltaron los vítores de «¡Viva San Antón!», que también sirvieron para caldear el ambiente.

A la llegada de San Antón a su ermita tuvo lugar la bendición de la coca. En este sentido, se repartieron 3.000 raciones entre los asistentes, que pudieron de esta forma reponer fuerzas para emprender el regreso con el patrón de los animales a su parroquia.

Ya en las inmediaciones de esta, se celebró, al final de la mañana, la bendición de los animales. Perros, gatos, pájaros, hámsteres y todo tipo de animales domésticos, además de algún pequeño pony pasaron ante San Antón y consiguieron, además de su bendición protectora, el característico rosco.

De hecho, aunque fueron menos que otros años, la organización, la Asociación Romería de San Antón, repartió 500 roscos entre los propietarios de animales. Además, al finalizar la bendición de todas las mascotas también se entregaron algunos más a los presentes que quisieron recibir la bendición del santo.

Otro momento tradicional de San Antón es la rifa, en este caso de la hucha del cerdo, cuyo sorteo se celebró poco antes de las dos de la tarde y que dio como afortunado el número 3.677.

Los actos en honor a San Antón terminaron, como habían empezado, con la mirada puesta en el cielo ante el temor de la lluvia y devolviendo al santo al interior de su parroquia, por donde aún pasaron muchos vecinos del barrio, así como ilicitanos de otras zonas, para rendirle su particular homenaje durante el día de ayer.

De hecho, como el tiempo respetó la fiesta, la gente aún terminó la mañana comiendo y visitando los puestos instalados en las inmediaciones de la ermita, donde no faltaron los dulces típicos para degustar en estas fechas.

La presidenta de la Asociación Romería de San Antón, Leonor Navarro, realizó un balance positivo de la celebración de estas fiestas, cuyos días grandes coincidían con una ola de frío y con pronóstico de lluvia. «Se ha notado en la menor afluencia de personas y la ausencia de los entes festeros, pero lo importante es que la fiesta se ha podido celebrar y que, aún con este tiempo, gran cantidad de ilicitanos se han animado a celebrar estas fiestas», apuntó la responsable.