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El Registro Civil registra hasta cuatro peticiones de cambio de género al mes

El Registro Civil ve disparar los casos en el último semestre con doce peticiones cuando lo habitual es que en un año lleguen seis expedientes

El Registro Civil registra hasta cuatro peticiones de cambio de género al mes

Lucas Cascales tiene 21 años y apenas hace un mes que logró que le aprobaran en Elche el cambio de nombre y de género cambio de nombregénero en los documentos oficiales. Este paso adelante supone mucho más que un simple papel que acredita la identidad de este joven ilicitano que conoce de cerca lo duro que puede ser salir a la calle con un género distinto ante el rechazo que todavía existe en una parte de la sociedad. «Tener que dar explicaciones a la hora de ir a un baño en cualquier establecimiento y decir que soy un chico y no una chica es uno de los ejemplos o tener que decirle a la gente que te trate diferente y no lo entiende», confiesa Lucas.

Su caso ilustra uno de los tantos que, a pasos cortos, cada vez tienen una mayor visibilización en la ciudad, sobre todo entre jóvenes. Y es que las peticiones para cambiar de sexo y de nombre se han disparado durante el último año en Elche hasta el punto de acumularse hasta cuatro expedientes en un mismo mes en el Registro Civil emplazado en la Ciudad de la Justicia.

El número de transexuales que llevan hasta un juez su decisión, porque han rechazado sus caracteres sexuales desde la infancia y se han sentido mujeres atrapadas en cuerpos de hombre o viceversa, ha crecido de forma notable durante el pasado ejercicio.

En el último semestre de 2016, las dependencias judiciales registraron doce casos, mientras que lo habitual es que en un año se atienda una media de seis peticiones. Un repunte muy destacado, ya que hace siete años a lo mejor llegaba un expediente en todo un ejercicio. Más allá de las cifras, lo llamativo es que los transexuales que solicitan el cambio de nombre y de género no se esperan a cumplir la mayoría de edad obligatoria para obtener la luz verde del juez. Según fuentes de la Ciudad de la Justicia de Elche, hay muchos solicitantes que se acercan a los 18 años e incluso se ha presentado gente con 16. Un perfil que ha cambiado radicalmente con el paso del tiempo, ya que hasta hace poco, los interesados iniciaban el procedimiento con más de 30 años o incluso rozando los 40.

En el caso de Lucas, él comenzó el tratamiento el pasado mes de marzo, una vez que se sometió a una intervención quirúrgica para quitarse los pechos, conocida como masculinización del tórax. Una operación que tuvo que realizarse por lo privado en Barcelona ante las enormes dificultades y demoras que encuentra este colectivo para conseguir una oportunidad en lo público. «No es posible a nivel psicológico tener que aguantar tantos años para una intervención. Y si hablamos de genitales, la gente se tiene que ir fuera de España».

Precisamente, según han detectado los juzgados de Elche, los jóvenes que piden modificar sus datos en los documentos oficiales llegan muy informados al respecto y raramente se han sometido a una operación para cambiarse de sexo. Este requisito fue posible gracias la aprobación de la Ley de Igualdad de Género en el año 2007 en el Congreso de los Diputados. La norma permitió a partir de entonces a los transexuales cambiar de nombre y de sexo en el Registro Civil y en el DNI sin necesidad de cirugía de reasignación.

Esta ventaja ha hecho que en Elche, la mayoría de solicitantes inicien la tramitación sin estar operados. Eso sí, para iniciar el procedimiento, los transexuales tienen que presentar una documentación en la que acrediten que durante dos años se han sometido a un tratamiento hormonal. De hecho, tienen que aportar un diagnóstico de «disforia de género», mediante informe de médico o psicólogo colegiado y después son evaluados por un médico forense.

No en vano, hay quienes deciden dar el paso antes y empezar con los trámites burocráticos antes de finalizar el tratamiento e incluso antes de cumplir los 18 años para ir acelerando el proceso.Cumplir los 18

Llegar a la mayoría de edad supone un salto para muchos, como para Lucas, que ya no podía sostener más su situación y necesitaba dar el paso. En su caso, reconoce que su círculo más cercano nunca le prohibió nada ni vio mal decisiones como vestir de chico a los trece años o querer ponerse unos calzoncillos. «Nadie se oponía a lo que hacía, pero en realidad, mis familiares no sabían lo que me pasaba. Pensaban que era homosexual», señala el joven ilicitano.

La falta de información, el miedo y el desconocimiento formaban parte de su vida y no fue hasta los 18 años cuando oficialmente dijo a los suyos que quería cambiar de género. «En el momento que lo conté, todos se volcaron y me trataron con normalidad», confiesa. Sin embargo, hasta llegar a ese momento, el joven ilicitano tuvo que afrontar toda una serie de cambios y de descubrimientos en su vida, que le marcaron desde la infancia. «Desde pequeño notaba cosas. Nunca quería ponerme un vestido, solo me gustaba el fútbol. Pero era pequeño y no lo entendía. Cuando empecé a desarrollarme tampoco», apunta.

El expediente de Isaac Marroquí se encuentra en proceso de tramitación. El crevillentino de 19 años empezará el tratamiento hormonal en unos meses y en noviembre se operó del pecho. Todo un proceso para el que confiesa haber tenido que acudir al psicólogo para contar con ayuda y explicaciones de un profesional ante este desafío al que se enfrenta y todas las dudas que se le abrían en su cabeza. «Fue duro al principio porque tenía miedo a ponerme en manos de los médicos y a iniciar tanto papeleo», confiesa.

La vida le ha demostrado que todavía queda mucho por avanzar y la importancia que tiene para este colectivo conseguir el cambio de sexo y de nombre en los documentos oficiales. Como ejemplo, Isaac ha tenido que enfrentarse a situaciones tan incómodas como tener que hacer una solicitud en el gimnasio para entrar al baño de chicos.

«Yo he nacido así y es complicado asumirlo, a mi familia sé que le cuesta aceptarlo, pero me apoya y eso que mi madre a veces me llama por mi nombre anterior, pero por la costumbre de toda la vida», reconoce el crevillentino. Pese a esos obstáculos, Isaac mantiene su templanza y su firmeza que desde pequeño ha demostrado, como decidir hacer la primera comunión con traje de chico. Todo un paso en firme que ilustra la lucha a la que se enfrenta un colectivo que decide romper barreras para adquirir el género que le corresponde.

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