Usted forma parte de la mesa para luchar contra la economía sumergida de Elche. ¿Cómo analiza este problema?
La economía sumergida es la gran lacra de una sociedad, y de nuestra Comunidad. Es un lastre por todo lo que supone. Es un fraude para el conjunto de la sociedad en cuanto que la mina de recursos, y por el fraude social a la propia persona, que es la parte más débil del sistema laboral.
¿Qué políticas están implementando para luchar contra el mercado negro?
Desde Trabajo nos toca bailar siempre con la más fea. Nuestra medida es intensificar las inspecciones de trabajo, y velar porque se cumplan las leyes. Algo sencillo pero a la vez complicado. La lucha contra la economía sumergida tiene dos partes clásicas: La persecución y la potenciación de otras alternativas. A mí me toca la persecución y estamos en ello. De hecho, ahora tenemos un conflicto con la Inspección de Trabajo (del Ministerio), ya que intentamos dar más recursos, y uno de los recursos que tenemos es la Policía Autonómica que hemos ofrecido a la Inspección de Trabajo, pero por ahora no está por la labor. Nosotros pensamos que cuantos más recursos estén destinados a la lucha contra la economía sumergida mejor.
¿Qué le parece la mesa específica que se ha puesto en marcha en Elche?
Es más que interesante. Más allá de las medidas puntuales que pueda poner en marcha un ayuntamiento, es muy importante la sensibilización. La economía sumergida hace daño a todos, y mientras no nos concienciemos en esas cosas, mientras veamos como algo normal que en el almacén de ahí abajo no se guarda un coche, sino que hay un aparados, seguiremos teniendo economía sumergida. Tenemos que conseguir que haya un rechazo social a la economía sumergida, y que todos seamos conscientes de que cuando alguien está defraudando a Hacienda o explotando a un trabajador, está jugando con nuestros impuestos y quitándonos una parte de nuestra Sanidad y Educación. Al final es eso.
