El mentalista ilicitano Toni Bright, consagrado ya como uno de los mejores magos de la mente del panorama nacional. representa este domingo en el Gran Teatro de Elche (19 h.) su espectáculo «Volver a creer».

La gente necesita ver para creer, pero en el caso de Toni Bright, «fascinado por la magia desde bien pequeñito», sucede justo al revés. «Todo en lo que uno crea se puede hacer realidad», asegura.

Usted, en vez de ver para creer, necesita creer para ver?

Mi anterior espectáculo se llamaba «Creer para ver» porque la gente necesita ver las cosas para poder creerlas, pero en mi caso es diferente. Si realmente tienes esperanza, fe, convicción y pensamientos positivos todo lo que tú creas lo podrás hacer realidad. Por eso siempre digo que hay que creer para ver, porque si crees en algo y tienes ilusión en que se cumpla se podrá hacer realidad. Y este espectáculo es un pequeño recalco para que la gente siga creyendo.

¿Qué diferencia el mentalismo de la magia?

La magia es lo típico que todo el mundo conoce, como los juegos de cuerdas, monedas, cartas, sacar un conejo de la chistera? Para los mentalistas, nuestra baraja de cartas es la mente de las personas, hacer predicciones imposibles, usar la psicología, las habilidades sociales, la sugestión. Todo eso junto hace parecer que tengas poderes de verdad.

¿Quiénes son sus referentes?

Sobre todo Anthony Blake, que es el mentalista más conocido que hay en España y al que llevo viendo en televisión desde niño. Y luego, otro clásico como Uri Geller, un ilusionista israelí.

¿Cuál es el truco que más le ha llegado a sorprender, el que para usted sería el mejor de la historia?

Hay muchos. A mí me gusta mucho Houdini, que aunque no usara el mentalismo, sí que lo tocaba un poco. Para mí es el mago referente y el mejor de todos los tiempos. Cualquier juego suyo podría ser considerado el mejor, sobre todo porque fue pionero.

Y de sus espectáculos, ¿con cuál se quedaría?

Al que más cariño le tengo es al de mi duende Makka Pakka, cuando uso la pizarra, pero a la gente le encanta el tema de los espíritus. Al público se le pone la piel de gallina y se queda con la boca abierta y los ojos como platos, preguntándose cómo lo he hecho. Yo siempre digo una cosa: «no pienses cómo lo hecho ni por qué lo hice, piensa solamente en disfrutarlo».

¿Realmente se puede contactar con los espíritus?

Yo siempre digo contactar entre comillas. Y hasta ahí podemos contar por ahora.

¿Y acertar el gordo de Navidad es posible?

En el espectáculo adivino un número de la lotería de Navidad, pero hasta ahí podemos contar también (risas).

La magia, en general ¿goza de buena salud?

La magia siempre ha estado de moda, lo que pasa es que no se le da mucha cancha en los teatros. La gente piensa que la magia no atrae, pero la realidad es que cuando programas magia con sentido común y con gente buena se demuestra que la magia está en auge. A todo el mundo le gusta y sobre todo verla en Navidad.

¿El intrusismo, a ciertos niveles, hace daño a la profesión?

Hay muchos magos que no están dados de alta y que hacen competencia desleal en el tema de precios, y es un poco fastidioso. Fuera de ellos hay gente amateur que empieza y, si se le puede ayudar, uno intenta echarle una mano; pero siempre desde una competencia leal y sana.

¿Qué representa para un ilicitano actuar en el Gran Teatro de Elche?

Es un enorme placer porque es mi ciudad y, además, me siento muy ilicitano. Cuando la gente me pregunta si vengo de Alicante siempre digo que no, que vengo de Elche, que soy un mentalista ilicitano. Por eso, para mí, es un poquito triste que a muchos artistas de la ciudad que como yo llevan el nombre de Elche por bandera no se les haga caso y que luego, a alguien que sale en televisión y que dice que no conoce Elche, se le invite y se le pague todo. No me parece que esté bien.