Bara Dioula y María Esperanza Ramírez han sufrido en sus carnes la histriónica distorsión de la raza humana, muchas veces empeñada en pisotear a sus iguales por una mera cuestión de género, raza o condición social. Él, inmigrante senegalés, oteó la esperanza de una vida mejor nada más avistar Canarias desde la patera con la que escapó de su país de origen con apenas 13 años. Ella, refugiada colombiana, huyó del cóctel explosivo que las armas y las drogas dibujan en el país cafetero para convertirse, como Bara, en una activista de la defensa de la libertad y los derechos humanos.

Además de haber visto socavadas sus garantías más elementales, Bara y María también tienen en común el lugar sobre el que gravitan sus nuevas vidas, rehechas a su imagen y semejanza para ayudar a los demás a través de ONGs como Educa Senegal, creada por Bara a los cuatro años de llegar a España. Los dos residen en Elche y ambos, junto a 30 personalidades de la vida política, social, económica y cultural de la ciudad, acompañados por otros 30 estudiantes de Primaria de 16 colegios ilicitanos, pusieron voz a la I Gala de los Derechos Humanos celebrada anoche en el Centro de Congresos, ante un público entregado a la causa.

Bajo el lema «Elx, units davant la injusticia», el alcalde Carlos González, portavoces de distintos grupos políticos, miembros de medios de comunicación locales y representantes de diversas entidades arraigadas en la ciudad fueron los encargados de alumbrar la treintena de los artículos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El objetivo de la gala, además de dar a conocer el contenido concreto de este texto muchas veces olvidado, era concienciar a la ciudadanía de que se puede contribuir a la defensa y protección de lo derechos humanos con pequeños gestos de la vida cotidiana. Y ahí estaban los ejemplos y testimonios de Bara y María, por si alguien tenía alguna duda.

La emotiva lectura de estos artículos se vio acompañada por la proyección de un vídeo en reconocimiento a las entidades que trabajan en la mejora de los derechos humanos. Además, con las piezas depositadas por las personalidades encargadas de su lectura, se levantará un gran mural cuya estructura será expuesta próximamente en diferentes colegios y espacios municipales. Un acto divulgativo en plena calle mediante una representación en la que se vulneraban de forma simulada los derechos de distintos actores cerró la gala.