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Salvadores de un pequeño zorro

Los bomberos de Elche socorren en una balsa de riego a un exhausto vulpino y le proporcionan calor, agua y comida hasta recogerlo la Protectora

Los Bomberos de Elche salvan la vida a un pequeño zorro

Los Bomberos de Elche salvan la vida a un pequeño zorro

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Los Bomberos de Elche salvan la vida a un pequeño zorro J. M. Grau

Son historias que enternecen, que hablan de gestos aparentemente menores, pero que enamoran a primera vista. Aunque los bomberos se ven la más de las veces en episodios muy dramáticos y con finales amargos, hay otros momentos en los que la profesión también tiene regalos como el detalle de salvar la vida a un pequeño zorro, toda una experiencia que han vivido esta semana un grupo de efectivos del Parque de Elche.

El pasado miércoles, a primera hora de la mañana, los Bomberos de Elche auxiliaban a un pequeño zorro que se encontraba en el interior de una balsa de riego, localizada entre Aspe y Hondón de las Nieves.

El animal, aunque fue a parar a una instalación con poca agua y, por tanto no corría peligro de ahogarse, sí que se encontraba en dificultades, porque no conseguía salir de la balsa y presumiblemente durante largas horas permaneció casi agotado por los esfuerzos y con el cuerpo continuamente mojado.

Efectivos del citado Parque ilicitano acudieron en su rescate y, tras sacarlo de la balsa, algo para lo que apenas emplearon cinco minutos, lo trasladaron a sus propias dependencias, donde le proporcionaron calor, agua y alimento. El animal se encontraba debilitado, totalmente exhausto, casi sin fuerzas y hubo momentos en los que se temió incluso por su vida. Por fortuna, gracias a los cuidados de los bomberos de Elche, que lo hidrataron, le trataron la hipotermia e incluso le proporcionaron un caldo caliente de pescado, el pequeño zorro se recuperó.

Desde el primer momento se convirtió a su vez en la sensación del parque y, conforme iba recuperando las fuerzas, también comenzaba a recobrar su espíritu salvaje. De hecho, hubo que llevar cuidado con sus afiliados dientes y sus garras.

De la fragilidad pasó, al evolucionar favorablemente, a sentirse asustado, ya que no conocía ni el lugar y le era extraño el cuidado y el contacto con las personas.

Hasta el citado parque se trasladó posteriormente personal de una protectora de animales que se hizo cargo del vulpino, que se encontraba en una pequeña jaula, donde recibió parte de la asistencia de los bomberos. Final feliz, por tanto, para una historia enternecedora.

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