El lunes 28 aprobamos, con un amplio consenso político, el presupuesto municipal de 2017; unas cuentas que tienen un fuerte componente redistributivo, que invierten con fuerza en mejorar los barrios y pedanías y que, en consecuencia, tienen como finalidad contribuir a corregir las profundas desigualdades que ha generado la crisis en nuestra ciudad, al tiempo que favorecer la reactivación económica y la creación de empleo, los dos grandes objetivos del Gobierno municipal.

Debo resaltar en primer lugar que, tras varios años de intensos incrementos de la presión fiscal por el anterior Gobierno, ahora, por segundo ejercicio consecutivo, nuestro Gobierno no sube ni los impuestos ni las tasas, aplicando fielmente la política de moderación fiscal comprometida, que es la medida que consideramos viene mejor tanto a las familias como a las empresas de la ciudad.

Junto a ello, es importante destacar que, tras varios años sin inversión efectiva, en 2017 el sector público municipal podría inyectar casi 20 millones de euros en la economía local; la inversión pública en actuaciones socialmente útiles tiene un efecto multiplicador sobre la economía y el empleo que, sin duda, se sumará a los esfuerzos de la inversión privada, y ambas contribuirán a introducir mayor dinamismo en la economía de la ciudad y continuar así generando empleo en el municipio, un objetivo que para el Gobierno municipal es esencial.

Para profundizar en la inversión es necesario conocer que 5,5 millones proceden de los recursos municipales producto de la contención del gasto corriente, circunstancia inédita en las últimas décadas. Por otra parte, habría que destacar que tan sólo 3,5 millones quedan condicionados a la venta de terrenos y un millón vendrá de la financiación bancaria, procediendo el resto de los recursos propios, de la empresas Pimesa y Aigües d'Elx.

Asimismo, hablando de financiación, conviene saber que en estos primeros compases de la legislatura hemos reducido en casi un 30% la deuda municipal y que nuestro nivel de endeudamiento no sólo es sostenible y razonable, sino inferior a la media de los municipios de nuestro tamaño poblacional. Estos recursos nos van a permitir, entre otras cosas, invertir en actuaciones necesarias de urbanismo comercial, como peatonalizar la Corredora; en iniciativas como un plan de rehabilitación de vivienda, dirigido a mejorar la accesibilidad y la eficiencia energética; mejora de colectores; alcantarillado en Peña de las Águilas; construcción del segundo bloque del barrio de San Antón, entre otras, que supondrán una considerable inyección de fondos en el sector de la construcción y que, sin duda, tendrá repercusiones no sólo en términos de mejora en los barrios y pedanías, sino también en la generación directa e indirecta de empleos.

A todo ello habría que añadir los recursos procedentes de subvenciones de la Generalitat Valenciana, algo más de tres millones de euros, cuyo fin es promover iniciativas dirigidas a mejorar la empleabilidad de colectivos de desempleados con especiales dificultades para acceder al mercado de trabajo. También recibe un impulso el área de promoción económica, con un presupuesto que se incrementa un 43%, así como las actividades de dinamización comercial, cuyo presupuesto crece más de un 50%, con el fin último de promover también la actividad económica y el empleo.

Sin embargo, la política social es la gran prioridad marcada en el presupuesto de 2017. La crisis ha dejado una profunda huella en la ciudad, situaciones personales y familiares de auténtica necesidad que requieren de un esfuerzo colectivo en términos de solidaridad.

Con esa finalidad habría que destacar el considerable aumento de casi el 15 por ciento en el presupuesto de Bienestar Social, que se traduce en una subida hasta los 200.000 euros para las ayudas de emergencia; 600.000 euros, el doble que el año anterior, para apoyar el pago del IBI para las familias más necesitadas, y 250.000 euros dedicados al fondo social de Aigües d'Elx, que se suma a un programa conjunto con la Conselleria de Bienestar Social orientado a paliar la pobreza energética y la ayuda al pago de alquiler para las familias en riesgo de exclusión social. Sin olvidar el crecimiento exponencial de los recursos dedicados a las imprescindibles políticas de igualdad y a la recuperada política de cooperación al desarrollo que ha pasado en dos años de los exiguos 5.000 euros que destinó el anterior Gobierno, a más de 200.000 euros en 2017, decisión de la que debemos sentirnos profundamente orgullosos.

Del mismo modo, es prioritario dirigir el gasto público del próximo ejercicio a continuar mejorando los servicios públicos municipales y el hasta hace poco abandonado espacio público, los parques, plazas, huertos y jardines. Invertiremos en el transporte público, mejorando especialmente el de las pedanías; en seguridad ciudadana, con la compra de vehículos para renovar la envejecida y deteriorada flota de la Policía Local; en protección del Palmeral; en el Camp d'Elx como sector estratégico y de futuro; en la mejora de nuestra red de instalaciones deportivas, culturales y educativas. Por dar unas pinceladas, en Cultura hay un aumento de 139.000 euros, un 20% más en actividades y exposiciones culturales.

Las ayudas asistenciales en educación suben un 35% y se duplica la cantidad destinada a mantenimiento de colegios, así como la inversión en la conservación de la vía pública, que experimenta un crecimiento de un 25%, siendo significativos los incrementos tanto para el medio rural, con 340.000 euros, como para parques y jardines, que crecen unos 100.000 euros.

En conclusión, la ciudad tendrá en 2017 un presupuesto que dedica una parte considerable del gasto público a la mejora de los barrios y pedanías, que apuesta por la mejora de los servicios públicos municipales, que realiza un gran esfuerzo inversor orientado a estimular la economía y el empleo y que, sobre todo, es el más social de la década. El presupuesto que necesita Elche.