El dinosaurio de Níger, cuyos restos atesora el Museo Paleontológico de Elche (MUPE), tiene fama de todo menos de rápido entre los investigadores. Su condición de saurópodo le otorgaba una gran longitud (16 metros), lo que lo convertía, hace 170 millones de años, en un animal vetusto y pesado. Sin embargo, una línea de investigación abierta por el MUPE y el grupo de Biología Evolutiva de la Uned parte de la hipótesis de que esta especie en concreto (Spinophosaurus Nigerensis) podía ser algo más veloz de lo que se pensaba, superando en rapidez a otras especies de saurópodos del periodo Jurásico.

La directora del MUPE, Ainara Aberasturi, explica que, para comprobarlo, están utilizando un sistema de pruebas biomecánicas muy similares a las que se usan con los grandes atletas. «En nuestro caso, en vez de trabajar con gente real, lo hacemos con modelados 3D de los huesos que conservamos de nuestro dinosaurio. A través de programas informáticos los sometemos a pruebas de esfuerzo y resistencia, que esperamos que nos aporten datos sobre la facilidad que tenía esta especie a la hora de moverse», manifiesta la paleontóloga vasca.

Las características de uno de los huesos de las extremidades del «Spino» son las que han despertado esta duda y ha puesto a los científicos manos a la obra. Aunque no es la primera vez que este saurópodo sorprende a sus estudiosos. Ya en 2012 se descubrieron algunos datos interesantes sobre su equilibrio, agilidad y coordinación. Capacidades que, al parecer, eran mejores de lo que se creía.

Un dinosaurio que da un gran valor a este museo ilicitano, que hoy cumple 12 años. Ayer, el asesor científico de la Fundación Cidaris Esteban José Sánchez dio una conferencia sobre todo este tiempo de investigaciones. Hoy, de 10.30 a 13.30, se han programado actividades didácticas para los más pequeños, con el fin de que conozcan todos los misterios que se esconden tras este peculiar saurópodo.