El artista cubano, aficando en Elche, Elio Rodríguez mantiene una relación complicada con la ciudad norteamericana de Miami. Primeramente, por su condición de habanero, que le ha conducido a demasiadas discusiones sobre política cada vez que pisa territorio miamense. También por la poca preocupación por la cultura que hace unos años existía en el famoso enclave del sureste de Florida, más enfocado a producir música latina y telenovelas casposas. Sin embargo, tanto él como su pareja, la también artista Susana Guerrero, han comenzado a percibir un movimiento interesante para la creación artística en Miami, que se ve reflejado en barrios como Wynwood, antiguo asentamiento de la comunidad puertorriqueña, y ahora un punto neurálgico para galeristas, artistas y espacios alternativos.

Un espíritu que, desde el pasado martes y hasta el domingo, se ha extendido a toda la ciudad con la celebración del Context Art de Miami, una importante feria internacional que atrae tanto a adeptos al mundo creativo como a grandes fortunas con ganas de llenar sus colecciones.

Los organizadores de este encuentro, que también se celebra en Nueva York, han vuelto a contar con varias de las obras de ambos artistas ilicitanos, a través de la galería que trabaja con ellos en Manhattan: 532 Gallery Thomas Jaeckel. Susana Guerrero presenta sus piezas «Bata de cola», «Línea de sangre» y «La lucha». Las tres forman parte de su serie «Anatomía del mito», en la que la escultora y artesana profundiza, de una manera antropológica, en la convergencia de diferentes materiales, reflexionando a través de ellos sobre los sueños y la propia identidad. «Bata de cola», por ejemplo, es una oda a la madre y al tiempo. A la salida del hijo, el cambio de lo cotidiano y a ese tiempo que ya no nos pertenece. Un discurso que establece a base de latón, terminales y cables tejidos con agujas de molde. En «La lucha» usa la máscara que oculta la identidad de El Santo (El Enmascarado de Plata), un símbolo de lucha y superación para el pueblo mexicano.

El cubano, que produce desde su estudio cercano a la iglesia del Corazón de Jesús de Elche, envió hace algunas semanas a Miami su nueva obra, «Dark puzzle», en la que sigue con su apuesta por piezas vetustas y modulables, que buscan la reinterpretación del espectador y surgen de formas orgánicas.

En esta ocasión no han viajado hasta allí. Entre otras cosas porque el 12 de enero Susana Guerrero tiene en Miami una cita importante: inaugura una muestra individual en el Centro de Cultura Español, situado junto al distrito artístico de Wynwood. «Este tipo de contenedores culturales están mostrando más interés por lo que hacen artistas tanto españoles como del resto de América Latina. También ocurre con la Freedom Tower de Miami, que antes estaba más orientada a temas políticos y ahora se está invirtiendo mucho en desarrollar exposiciones cuya una reivindicación es la de la cultura», reseñan ambos creadores.

Elio Rodríguez está cerrando un proyecto en Miami y otro en La Habana. Le apetecen ambas iniciativas y, sobre todo, que cada vez que viaje a estas dos ciudades, le hablen menos de politiqueo, aunque sabe que eso, por mucho que digan en los medios, precisa de un camino lento y complicado.