Cada vez menos gente coge el coche habiendo bebido alcohol, pero en los controles que está llevando a cabo la Policía Local de Elche se han encontrado con otra realidad: es muy alta la tasa de conductores que dan positivo en drogas. Ni más ni menos que 195 personas han dado positivo en 200 pruebas que se han realizado este año en la ciudad, en calles del centro y de las zonas de ocio, donde se han comenzado a poner en marcha los controles de «drogotest». Los llevan a cabo agentes que han sido especialmente formados como Policía Judicial para poder validar estas pruebas y que conducen, en el mejor de los casos, a una sanción administrativa de mil euros y la pérdida de seis puntos del carné. El inspector de Policía Local del turno nocturno, Pepe Álvarez, expone que «los equipos de Policía Judicial de Tráfico y Atestados están percibiendo que las pruebas sobre consumo de drogas que dan positivo están aumentando, mientras que las de alcoholemia están bajando». La Policía Local de Elche lleva la delantera en esta práctica de controlar el consumo de sustancias en los conductores dentro del entramado urbano (en las carreteras corresponde a la Guardia Civil de Tráfico), y es que otras localidades de la provincia están comprando también aparatos detectores de drogas y formando a sus agentes con el mismo objetivo, en buena medida empujados a ello por las recomendaciones de la Fiscalía de Seguridad Vial de la provincia.

En este marco, hace dos sábados se montó un control entre las calles Porta de la Morera y Eugeni d'Ors (junto a Ripoll) en el que se hicieron seis pruebas positivas. Cuatro de ellas lo fueron por cannabis, una por cocaína y otra por ambas sustancias mezcladas. Participaron nueve patrullas, entre ellas la Policía Judicial de Tráfico, con el oficial José Sánchez, al frente, la brigada nocturna de Atestados y del 092, y la Unidad Canina de la Policía Local, cuyos perros detectaron distintas drogas, por las que se levantaron diez actas.

En la hora escasa que duró el control se intervinieron 20 gramos de hachís y 25 de marihuana a nueve personas y un gramo de cocaína a uno de los conductores, que lo tenía escondido en un compartimento del coche, aunque lo más grave no es la tenencia de estas sustancias, sino que quienes las han consumido se pongan al volante. Uno de ellos fue, además, sancionado por conducción temeraria, por la alta velocidad con la que circulaba y que a punto estuvo de causar una colisión. Por ello, evidentemente no se les permite seguir conduciendo. En tres de los casos los vehículos se retiraron al depósito con grúa, mientras que en los otros tres casos los agentes de Policía Judicial de Tráfico permitieron que otra persona tomara el volante.

Esta realidad contrasta con el hecho de que todas las pruebas de alcoholemia que se practicaron en el mismo tiempo fueron negativas. En concreto, se realizaron veinte de estas pruebas a los conductores se 60 coches y motos.

Las pruebas de drogas se realizan con una muestra de saliva en un material que reacciona a la presencia de determinadas sustancias tasadas. Siempre las llevan a cabo agentes de Policía Judicial de Tráfico con formación específica, pues así lo exige la ley, y tanto si el test arroja un resultado positivo como si los agentes aprecian signos de que el conductor está bajo la influencia de drogas (precisamente se les forma para identificarlos), entonces se recoge una muestra de saliva en cantidad suficiente para ser analizada. En esto los agentes actúan bajo la dirección de jueces y fiscales e imponen sanciones administrativas en la mayoría de los casos, excepto cuando aprecian que pueden constituir delitos (por mediar accidentes o infracciones de tráfico) y, por lo tanto, se derivan al Juzgado de Instrucción de guardia.