Ramón y Rosario dicen que no sabían que el piso era de un banco, pero que cuando lo supieron se negaron a irse. Han pasado por juicio y en septiembre un juzgado de Instrucción les ha absuelto del delito leve de usurpación, a pesar de tener constancia de que se han empadronado y están intentando poner la luz y el agua a su nombre. En paro, con tres niños y después de dormir todos sobre un colchón, no están dispuestos a vivir en la calle.