La huella que dejó la Guerra Civil en Elche estuvo ayer, de alguna manera, más cerca de los ilicitanos. Un viaje al siglo pasado, en forma de visita guiada, permitió a unas cuarenta personas conocer algunos de los vestigios de aquella época.

La ruta, organizada por el Instituto de Estudios Comarcales partió desde uno de los enclaves más significativos en aquella etapa de contienda. La cita con la historia arrancó desde el Passeig Germanies, puerta principal del colegio Miguel de Unamuno, el lugar donde en 1931 se inauguraron las Escuelas Graduadas, cuyo edificio original se modificó por primera vez en 1961 y a mitad de los noventa 90 se derribó para construir el actual centro educativo, tal y como recordó Vicent Soler, director del Instituto de Estudios Comarcals. Una edificación legendaria que diferenciaba a los alumnos según su grado de conocimiento y que desde el punto de vista arquitectónico también fue emblemático por su construcción, según explicó el arquitecto técnico José Cámara.

Tras esta parada, los asistentes pudieron conocer otro de los símbolos de la Guerra Civil. La cruz que se encuentra en el centro de la plaza, fue la entrada a uno de los refugios de la Guerra Civil, ante el temor a que Elche fuera bombardeada como los municipios vecinos. Algo que finalmente no sucedió en la localidad.

En ese recorrido, los participantes también se detuvieron en la calle Azorín, antiguamente conocida como calle Maestro Ángel Llorca, un republicano y docente de Elche que reivindicó las Escuelas Graduadas.

Y así, el último tramo del recorrido histórico de ayer fue en la parroquia de San José. Una iglesia que a lo largo de las décadas ha tenido usos tan diversos como importancia para la ciudad de Elche. De convento franciscano, a hospital, asilo y a una prisión durante la Guerra Civil. Sus vaivenes con el paso del tiempo fueron narrados ayer por Joaquim Serrano, durante la visita guiada.

De esta forma, la expedición finalizó su itinerario con la particular visión de los niños sobre el episodio bélico. La exposición «Llapis, paper i bombes», visible en la antigua capilla de la Orden Tercera, exhibe un centenar de dibujos que realizaron los niños evacuados a diversos lugares de Europa durante la Guerra Civil.