Una de cada cuatro mujeres operadas de cáncer de mama tiene riesgo a sufrir secuelas como el linfedema. Esta es una de las complicaciones más frecuentes, según señalan los especialistas, de la cirugía a la que se someten las pacientes para extirparle el tumor, con vaciamiento axilar o bien por la radioterapia. Se trata de una inflamación de los tejidos, normalmente del brazo, por la acumulación del líquido de los vasos linfáticos, como consecuencia de la interrupción del drenaje. Ante ello, el Hospital General de Elche ha implantado una escuela de rehabilitación destinada a este grupo de riesgo, con el objetivo de prevenir y aprender a detectar estos agravamientos. La unidad de Oncología deriva a las mujeres a los talleres en grupo o sesiones individualizadas para frenar unos síntomas que pueden aparecer en cualquier momento desde que una paciente es intervenida. Ahora bien, para los expertos, hay un decálogo clave:

1. Evitar coger peso con el brazo cercano al pecho operado.

2. Evitar calor y frío excesivo: agua caliente, sol y sauna.

3. Mantener buena higiene e hidratación.

4. Cuidado con heridas, quemaduras e infecciones.

5. Evitar el sobrepeso y la ingesta de sal.

6. Evitar dormir sobre el miembro afecto.

7. No llevar joyas ni ropa ajustada.

8. Evitar deportes y trabajos bruscos.

9. No poner inyecciones sobre el brazo afecto.

10. Cuidado con los animales: evitar heridas.