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Nativel Preciado: «El sistema político ha sido demasiado permisivo con la corrupción»

La periodista dará hoy una charla a alumnos que estudian en la UMH para incorporarse a su profesión

Nativel Preciado: «El sistema político ha sido demasiado permisivo con la corrupción»

«Hagamos memoria: políticos y periodistas de la transición a nuestros días» es el último libro publicado por la madrileña Nativel Preciado. Un testimonio en primera persona de los momentos más importantes, a nivel político, en España desde que se comenzó a configurar la democracia y que llega hasta nuestros días. Siempre bajo el prisma de su mirada periodística y cercana a sus actores, aunque tratando de trazar la línea que debe separar al que cuenta la realidad y al que la protagoniza. Un retrato muy vivido, muy documentado y muy comprobado, según dice.

¿Qué le sorprende a nivel político a una persona con tantos años de oficio a la espalda?

Como periodista sigo abierta a las sorpresas, pero el tiempo me ha enseñado a discernir lo efímero y a saber valorar las crisis que se venden como grandes debacles. Por ejemplo, el golpe de estado en el congreso del PSOE, que acabó con la marcha de Pedro Sánchez. Todo el mundo ya comienza a hablar de fin del partido. Cuando tienes perspectiva histórica, recuerdas otros momentos como cuando Felipe González renunció al marxismo como ideología del partido, en el que parecía que todo se iba también al garete. Lo que realmente me sorprende es como se siguen repitiendo los mismos errores y problemas en política, como la corrupción. El PSOE parece que aprendió la lección tras el caso Filesa, pero al Partido Popular le está costando más escarmentar. El problema en España es que el sistema político ha sido demasiado permisivo, dejando margen para que se produzcan estas corruptelas, cosa que no ha ocurrido en otras naciones europeas. Hasta que la gente no protesta, los políticos no actúan. Juegan al si cuela, cuela y mientras tanto no toman medidas.

No hace mucho que estrenaron el filme «El hombre de las mil caras», que rescata la figura de Luis Roldán. ¿Usted lo conoció?

Sí y recuerdo que llegó como una gran apuesta del Gobierno y tenía muy buena relación con los medios. Era campechano y amable. De hecho, cuando se conoció todo lo que había ocurrido, muchos no dábamos crédito. Varios periodistas pusimos la mano en el fuego por dirigentes políticos de esa época y terminamos todos abrasados. A partir de ahí me quedó más claro que la distancia entre periodistas y políticos hay que guardarla muy bien. Es un gran error creerse cercanos a ellos y, de hecho, algunos medios españoles se han equivocado cuando han creído que debían tener un papel protagonista en la vida política. No es el rol que debe asumir el periodista. Tenemos que ser cronistas y no actores, para que nos crean.

En su libro cuenta que uno de sus «estrenos» a nivel periodístico fue cubriendo el 23-F. ¿Qué queda de esa joven periodista asustada por los golpistas?

Agachada, en el suelo, tuve una pequeña conversión. Los jóvenes periodistas éramos muy críticos con los líderes políticos de la transición, porque el cambio era lento. Comprendí que era más importante defender los pocos avances democráticos que se iban consiguiendo que volver al tiempo de las ametralladoras. Valoré la importancia que tenía el proceso de construcción de la democracia.

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