Las catas arqueológicas que de manera imprescindible hay que practicar en el Mercado Central de Elche parecen la historia de nunca acabar. La empresa adjudicataria del proyecto para el nuevo edificio, Aparcisa, lleva largos meses a la espera de poder acometer esta actuación, imprescindible para conocer si finalmente podrá hacerse realidad su propuesta arquitectónica o, por el contrario, tendrá que desistir sin indemnización alguna de por medio.

En un principio, todo apuntaba a que las catas iban a dar inicio durante el pasado verano. Posteriormente, se daba por seguro que comenzarían en septiembre. Ahora los nuevos plazos hablan de mediados de este mes de noviembre.

También, hace pocos meses se daba por hecho que para iniciar estas catas sería necesario desalojar al conjunto de los minoristas que continúan en el edificio, cerca de una decena.

Luego, por sorpresa, se conoció que las catas serían compatibles con la actividad comercial. Finalmente, los vendedores que se encuentran en la planta baja, y que se negaban en redondo a trasladarse al primer piso, han terminado por acceder y de este modo desocuparán sus puestos para trasladarse arriba, mudanza que se espera que pueda realizarse este próximo fin de semana.

Es decir, en estos últimos meses ha habido una continua sucesión de fechas previstas que luego no se han cumplido, una situación que no desentona con los vaivenes que viene sufriendo este proyecto en numerosos aspectos: desde cuestionarse su legalidad administrativa, hasta rechazarse las distintas soluciones para la entrada y salida del parking subterráneo; desde poner en duda el presupuesto para peatonalizar la zona y musealizar los restos, hasta objetar sobre el estudio de tráfico planteado.

Y es que el nuevo proyecto del Mercado Central se ha venido desarrollando siempre envuelto en polémica, tanto que incluso ha dividido a PSOE y Compromís en el equipo de gobierno.

En cualquier caso, estas catas también las esperan como agua de mayo los vendedores trasladados al mercado provisional, reubicados desde el 21 de mayo del pasado año, junto a la ladera del río, y que, además de estar a favor del proyecto de Aparcisa, vienen reivindicando desde hace mucho tiempo que se permita iniciar estas excavaciones arqueológicas.

En cualquier caso, la mercantil confía, si nada se tuerce, en poder iniciar estas catas por fin dentro de dos semanas. Para ello, la próxima semana tiene intención de desmantelar al completo todos los puestos de venta de la planta baja (no solo los seis de frutas y verduras y otros que quedan), así como la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC), que se trasladaría a un punto en el entorno de la plaza del Gran Teatro.

En teoría, a partir de este próximo lunes, todos los puestos del Mercado Central se reubican en un espacio en la primera planta en nuevos estands, una adecuación prácticamente terminada a falta de unas cuestiones relacionadas con la luz y el agua. En forma de U se congregarán así todos los puntos de venta, de manera que dejen de estar dispersos.

Contrato

En diciembre de 2014, el Ayuntamiento, bajo el Gobierno del PP, adjudicó la obra a la firma gallega, una de las dos empresas que se presentaron el concurso. Posteriormente, el contrato que obliga a las partes se formalizó en marzo de 2015, a apenas dos meses de las elecciones municipales donde hubo un cambio de Gobierno y entró un tripartito que en campaña y mucho antes había dejado claro que no quería para nada ese proyecto.

La actuación supone una inversión próxima a los 12 millones, introducir una nueva filosofía a lo que es el mercado actualmente, con numerosos servicios añadidos, y que incluiría tanto un parking subterráneo para cerca de 300 vehículos como una remodelación completa de todo el entorno próximo, así como la musealización de los restos islámicos.