Cola ante los grifos para llenar jarrones, cubos y esponjas para frotar las lápidas hasta que reluzcan y coronas de flores de todos los colores. Ese era ayer el aspecto de los cementerios municipales de Elche, un ir y venir de vecinos encaramados a escaleras para alcanzar los nichos de la zona alta o afanándose en dejar en estado de revista los panteones familiares. Para sobrellevar esa avalancha de gente, el Ayuntamiento ha montado todo un dispositivo que se extiende sobre todo al día de hoy, aunque en las calles de los camposantos había quien al ver periodistas no quería dejar pasar la oportunidad de plantear alguna queja:«Ven a ver esto, tienes que hacerle foto», dice una señora que dirige los pasos hacia el aseo de mujeres. La montaña de papel higiénico que sobrepasa los límites de la papelera no es nada comparado con el mal olor que desprenden los baños, en los que es evidente que ha faltado frecuencia de limpieza. A la ocasión de las quejas se suma un hombre:«Ahí mira cómo está el suelo; esta mañana se ha tropezado una mujer mayor», dice señalando una zona de grietas en el asfalto (Protección Civil atendió ayer a otra mujer que sufrió un problema coronario en la misma zona y que fue trasladada por una ambulancia).

La intervención que necesita el Cementerio Viejo es más amplia que un lavado de cara, y ya lo reconoció el concejal Héctor Díez cuando expuso los pormenores del dispositivo especial en torno a Todos los Santos: «Los cementerios Viejo y Nuevo han sufrido años de restricciones presupuestarias y son muchas las atenciones que hay que realizar y que no se pueden solucionar en un año, pero en 2016 hemos invertido más de 40.000 euros en asfaltar las calles que estaban en peor estado, reparar cubiertas en nichos para evitar filtraciones, pintar pérgolas, mantenimiento de zonas verdes, reparación del pavimento a través de talleres de empleo...».

Más allá del mantenimiento, lo que se ha previsto sobre todo para el día de ayer y para hoy es un refuerzo de efectivos de Policía Local que evite los atascos de tráfico habituales y los problemas de aparcamiento. Solares junto a ambos cementerios están marcados en el suelo, divididos en plazas y con señales que reservan algunas de ellas para servicios de emergencia y para personas con movilidad reducida.

Otro de los objetivos es controlar malas prácticas en torno a la venta de flores. Por eso, los puestos que se colocan estos días de forma puntual en un lateral del camposanto han sido inspeccionados a diario por patrullas que se aseguraban de que tuvieran la documentación en regla. Juan Manuel López, de «Flores Paqui Marga», es al menos la tercera generación en uno de los puestos que están todo el año abiertos junto a la puerta principal. Expresa que en cierta forma sí que les condiciona el negocio el hecho de que el Ayuntamiento permita instalarse a otros para estos días.

Una mujer que regenta uno de los puestos temporales desde hace más de 15 años asegura que ya les han advertido de que el año que viene exigirán que todos estén dados de alta, y confiesa que ella no lo está porque el negocio no da para tanto. Prefiere, seguramente por eso, no dar el nombre para el diario. El vivero en el que producen buena parte de las flores que ayer ofrecía a los clientes no es más que su marido dado de alta como autónomo. «Mi marido ha tenido que ir diez o doce veces al Ayuntamiento a presentar cosas hasta tener el permiso», dice, y añade que todos los puestos que allí se instalan en días como el de hoy son los mismos desde hace más de una década. Eso sí, cada año con alguna baja más, porque las condiciones van siendo más exigentes. Hoy las coronas y los centros estarán más baratos, porque lo que no se venda se irá al contenedor.