Con la energía de una noche para el recuerdo, las voces del Misteri afrontaron ayer el último ensayo general del ciclo de otoño. Cargados de la fuerza que el sábado por la noche les trasmitió el público entusiasmado en la basílica de Santa María, los protagonistas de La Festa consiguieron una vez más que el drama asuncionista brillara con luz propia.

El nivel de las escenificaciones ya venía siendo alto, y por ello, anoche los cantores y escolanos se esforzaron por mantenerse e incluso superarse en un domingo muy especial. Y es que, este año, el Patronato ha ampliado los ensayos a tres días, con lo que la ciudad tuvo una nueva oportunidad para reencontrarse con el Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, reconocido hace justo 15 años.

Sin apenas cambios en los papeles, tan sólo el debut de Juan Carlos Romero como Gran Rabino, el Misteri optó anoche por los más veteranos y optó por un reparto similar a las representaciones de agosto. Una apuesta firme que en este ciclo de otoño se ha mantenido sobre todo en los aparatos aéreos para evitar sorpresas de última hora o arriesgar más de lo necesario al no haber contado con las pruebas previas de la bajada del Ángel, el Araceli o la Coronación, que se acostumbran a hacer en verano.

Así, esos rostros ya conocidos por los espectadores llenaron de nuevo la basílica de Santa María con sus voces celestiales y una escenificación más pulida aún si cabe.

Y es que, tal y como destacó el mestre de Capella, José Antonio Román, el hecho de que los ensayos hayan coincidido con el fin de semana ha ayudado mucho a los mayores y a los niños a cantar más concentrados y a afinar más.

Con estas sensaciones, el ciclo de otoño ha dejado un ambiente místico y peculiar entre las paredes del templo. La ausencia del calor que caracteriza agosto fue agradecida por el público que aprovechó la oportunidad de acudir a unas escenificaciones que solo se celebran los años pares.

Y así, pasadas las 22 horas, la puerta principal del templo se abrieron anoche para dar paso a la entrada de las personalidades electas y el arcipreste de Santa María, Francisco Conesa, que vivió sus últimas representaciones como sacerdote, tras ser elegido obispo de Menorca. El cortejo con las tres Marías y los ángeles volvió a acaparar las miradas de los presentes que recibieron de pie a los primeros protagonistas. De la misma forma, el cielo concentró la atención del público cuando bajó la Mangrana, el Araceli o la Coronación. Tres momentos en los que los móviles emergieron entre la oscuridad para inmortalizar la hazaña. Lo mismo ocurrió con la aparición de los apóstoles, el Ternari o la Judiada. Será mañana, martes, cuando la obra sacrolírica se represente por última vez este año, pero con las puertas abiertas. La Vespra comenzará a las 10 horas y La Festa a las 17 horas.