Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juegos de niños que salen caros

El Centro Crímina de la UMH abre una investigación sobre las «apps» orientadas al público infantil con descargas que cuestan dinero

Un niña ojeando un portal de apuestas, que se publicita con sus ídolos de fútbol. antonio amorós

Un niño de siete años puede tener muchas más destrezas que un hombre de 45 para descargarse una aplicación de un smartphone o una tablet. Que los pequeños de ahora hayan nacido prácticamente con un dispositivo tecnológico bajo el brazo puede tener multitud de ventajas a la par que infinidad de peligros.

El Centro Crímina de la Universidad Miguel Hernández (UMH), dedicado al estudio y la prevención de la delincuencia, ha detectado un nueva forma de cibervictimización de los menores cibervictimización que, aunque actualmente no vulnera ninguna ley, sobrepasa los límites de la ética. Se trata de las transacciones que un pequeño, de manera sencilla, puede realizar a través de aplicaciones orientadas al público infantil. O incluso de la proliferación de apuestas on-line que llevan a cabo los propios escolares con sus teléfonos.

Unos hechos que han detectado durante las más de 145 sesiones de prevención de los ciberdelitos que han impartido en diferentes centros de la provincia y con las que han llegado a más de tres mil escolares.

«Muchos niños tienen acceso a los móviles de sus padres y la principal orden que reciben es: "No te bajes nada que cueste dinero". Pero, aunque obedezcan, el peligro continúa. Muchos juegos, como el famoso Pokémon Go o el de fútbol Pro Evolution Soccer, aunque su descarga es gratuita, luego tienen sistemas de compra integrados para avanzar más niveles o para sumar a tu equipo a las estrellas futbolísticas del momento», explica Fernando Miró, director de Crímina.

Esta institución universitaria cree que dichas prácticas pueden ser muy dañinas para la economía por tres cuestiones fundamentales. La primera, la inconsciencia de los pequeños, que no son capaces de discernir correctamente el valor del dinero. La segunda, por la facilidad con la que se realizan las transacciones. «Este tipo de aplicaciones juegan con lo que se llama la compra impulsiva. Te invitan a que no te lo pienses y realices el pago con un par de clicks», dice. La tercera, porque son asuntos que no suelen transcender a través de denuncias. «Un padre, normalmente, pierde con estas transacciones pequeñas cantidades de dinero. A lo mejor, cuando revisa la factura, se da cuenta de que hijo le ha soplado 10 ó 20 euros con ciertas compras en determinados videojuegos. Como mucho, deriva en una queja a la compañía que hay detrás de la app, que normalmente devuelven el dinero para que no salten las alarmas y puedan seguir con su negocio», manifiesta el director de Crímina, a la vez que subraya que, aunque sean cantidades pequeñas, es un goteo muy beneficioso para todas estas empresas. «Si multiplicamos 10 euros por 10.000 casos que pueden darse en una determinada comunidad, ya estamos hablando de mucho dinero que, lamentablemente, proviene de la inconsciencia de los pequeños», reincide Fernando Miró.

Otra práctica preocupante que les han trasladado los padres es el aumento de menores -muchos no superan ni los 12 años- que utilizan los portales de apuestas on-line a través del móvil. «Hay que tener en cuenta que muchos de ellos exponen a sus ídolos futbolísticos junto a sus eslóganes de que son apuestas seguras», reveel experto en ciberseguridad.

Desde Crímina recalcan que, desde las administraciones públicas, hay que presionar a todos estos desarrolladores de aplicaciones y de webs para que implementen mayores sistemas de seguridad que compliquen el acceso a los niños.

Hincapié en las campañas

La intención de este centro de prevención es incluir este tipo de prácticas en los programas de sensibilización que llevan a los colegios, en colaboración con la Diputación de Alicante. «Y no solo a los menores, sino también a los padres, a los que les debe quedar claro a qué peligros se enfrentan cuando le dejan a su hijo su móvil o su tablet para jugar, que tienen enlazadas a sus tarjetas o a sus cuentas bancarias», precisan. Cazar «pokemons» por la calle, meter la canasta del siglo con los Lakers en un juego de baloncesto del móvil o construir una ciudad parecida a Nueva York con una aplicación parece divertido. Pagar un extra a final de mes ya no lo es tanto.

El secreto, según Crímina, es que queden claras la reglas del juego. Sobre todo si hablamos de niños.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats