El Papa Fancisco ha nombrado obispo de Menorca a Francisco Conesa, que hasta hoy ha sido el arcipreste de la basílica de Santa María de Elche. De hecho, las campanas de la basílica han repicado cuando se ha anunciado el nombramiento del ilicitano para ocupar un cargo importante en la iglesia católica. Francisco Conesa va a relevar en Menorca a Salvador Giménez, que en septiembre fue nombrado obispo de Lleida.

El anuncio lo ha hecho el obispo de Alicante, Jesús Murgui, en la sede del Obipado, en Alicante. El elegido ha leído una carta de agradecimiento dirigida a sus nuevos fieles.

El sacerdote ilicitano ocupó durante varios años el cargo de vicario general de la diócesis Orihuela-Alicante, hasta que en 2014 fue nombrado rector de la basílica de Santa María. Ahora, se trasladará a las Baleares para afrontar un cargo de mayor responsabilidad.

Hasta que tome posesión de su cargo Conesa seguirá al frente de la basílica de Santa María, y estos días seguirá ocupando su lugar en las representaciones del Misteri, que ha confesado que echará mucho de menos cuando se marche a Menorca.

El obispo de la Diócesis alicantina, Jesús Murgui, ha dicho que el nombramiento de Conesa y su marcha a Menorca le produce un doble sentimiento. «Por una parte la palabra pérdida, la de una gran persona. Estar 16 años como vicario con tres obispos ya dice mucho. Por otra parte, alegría. Gana mucho Menorca, se lleva a alguien con una capacidad de trabajo enorme y una inteligencia privilegiada. El Papa Francisco nos pide una Iglesia nada cerrada, abierta, salir al diálogo, al encuentro, y él ha estudiado mucho todo ese tema de diálogo, de frontera, con gente no creyente y con gente con pensamientos distintos del que tenemos desde la fe católica. Es una persona preparada en territorios muy necesarios y muy de esta época, diálogo, complementariedad, salir, palabras muy del Papa Francisco». Murgui ha destacado la ilusión y las ganas de Conesa en su nueva etapa en una isla de la que él mismo está enamorado y conoce muy bien ya que antes de ser elegido obispo de Alicante lo fue de Menorca.

Este es el mensaje que ha lanzado Fracisco Conesa a los fieles de Menorca:

Queridos fieles de Menorca:

Siento una profunda emoción al escribir estas letras y dirigirme a vosotros como futuro pastor de la Diócesis. Aún sin conoceros personalmente, os llevo ya en el corazón y no ceso de teneros presentes ante el Padre del cielo. Ser pastor es "oficio de amor", escribió San Agustín, y con esta actitud deseo ejercer mi ministerio entre vosotros. El Año Santo que estamos viviendo nos está ofreciendo la oportunidad de contemplar el misterio de la misericordia de Dios y, de esta manera, comprender que el amor, el perdón y la generosidad de corazón son claves para la existencia de cualquier cristiano y muy especialmente del sacerdote.

De mi corazón brota también un sentimiento de enorme gratitud al descubrir todo lo que la gracia de Dios ha querido hacer en mi y, muy especialmente, doy las gracias por mi ministerio como sacerdote y por el don inmerecido del episcopado, que me dispongo a recibir. Confío en la ayuda de Dios para vivir fielmente ese don y de esta manera serviros con todo mi corazón y todo mi ser. Siento también gratitud al Santo Padre Francisco, que ha depositado su confianza en mi al llamarme a formar parte del Colegio Episcopal. Tengo en lo más íntimo de mi corazón a mi querida Diócesis de Orihuela-Alicante, a la que he amado y sigo amando con todas mis fuerzas y, muy especialmente, a la Basílica de Santa María, donde me he encontrado realizado como pastor y como creyente.

Acudo a Menorca con actitud de servicio, deseando estar a disposición de todos los que formáis la rica comunión diocesana: sacerdotes, religiosos y laicos. Como dice la Escritura, no somos señores de vuestra fe, sino colaboradores de vuestra alegría (2 Cor 1, 24). Os pido que me ayudéis a ser vuestro Obispo, que me enseñéis cómo debo ejercer el ministerio y, por supuesto, que me tengáis desde ahora mismo presente en vuestras plegarias.

Quiero caminar con vosotros, hacer camino con vosotros, vivir con vosotros el gozo de la fe en Jesucristo y de comunicarlo a todos los hombres y mujeres de Menorca. Con la ayuda de Dios podremos crecer como Iglesia siendo para todos signo e inicio del Reino de Dios en esta tierra de Menorca. Para ello tendremos que ser Iglesia con las puertas abiertas a todos, atenta a todas las personas y, muy especialmente, a los más necesitados. Cuento con todos vosotros y vosotros, por favor, contad también vosotros conmigo. Entre todos podremos fomentar que nuestra Iglesia diocesana sea dinámica, abierta y misionera.

Sé que voy a una Iglesia de larga tradición cristiana, que se remonta al Obispo Severo, en el siglo V. Deseo seguir las huellas de mis antecesores, para continuar el camino que venís haciendo. Manifiesto, por ello, mi comunión con los Obispos que han regido con anterioridad la sede menorquina y, muy especialmente con sus últimos pastores.

Pongo todo mi futuro ministerio entre vosotros bajo el manto de Santa María, madre de misericordia, invocada como Virgen de Monte Toro en nuestra isla y con tantas otras preciosas advocaciones. A ella le pido que, sintiendo la dulzura de su mirada, mi corazón y mi vida entera sean capaces de transmitir la ternura del amor del Padre.

Además, el propio Conesa ha querido presentar su currículum directamente a los fieles de la diócesis que va a dirigir. Conesa se ha presentado con este texto:

Queridos fieles de Menorca:

Aunque durante estos días os darán a conocer por los medios oficiales mi "curriculum vitae", considero oportuno exponeros yo mismo los acontecimientos más importantes de mi vida, por los que doy continuas gracias a Dios.

Procedo de la ciudad de Elche, donde fui bautizado en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús un 29 de agosto de 1961. Mis padres, Paco y Rosita, eran personas profundamente creyentes y hasta el final de su vida estuvieron implicados en la vida parroquial, sobre todo, con grupos de matrimonios. Eran también personas muy sencillas; mi padre trabajó toda su vida en una fábrica de calzado. Soy el mayor de cuatro hermanos. Mi infancia estuvo ligada a la parroquia de San Agatángelo de Elche, donde fui monaguillo. Fue su párroco el que, cuando yo tenía 12 años, me llevó a Orihuela, para ingresar en el Seminario Diocesano. Cursé allí los últimos cursos de la educación básica, el bachiller y los años de filosofía. De Orihuela pasé a Alicante, donde está nuestro Teologado, para cursar los últimos años de preparación al sacerdocio.

Recibí la ordenación sacerdotal el 29 de septiembre de 1985 en la Basílica de Santa María de Elche, de manos de D. Pablo Barrachina y Estevan. Recuerdo con emoción ese día, con sentimientos de gratitud a Dios y a todos los que fueron mis formadores. De manera especial tengo en mi corazón a mi tío sacerdote, Ángel Ferrer, que me acompañó muy especialmente durante mi formación para el sacerdocio.

Mi primer destino fue ejercer como vicario de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen de Elche, una parroquia que entonces contaba con más de 30.000 habitantes. Viví con ilusión los primeros años de sacerdocio en esa parroquia de barrio en una gran ciudad. Dos años después el Sr. Obispo me mandó a la Universidad de Navarra, para que estudiara filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras. Con esto se abrió un período distinto de mi vida, que estaría centrado en el estudio. Desde 1987 hasta 1992 cursé los estudios de filosofía en aquella Facultad, donde encontré excelentes maestros y tengo aún buenos amigos. Estando allí comencé, con permiso de mi Obispo, a estudiar también teología. Una vez terminada la licenciatura en teología, me animé a realizar el doctorado, defendiendo la tesis de teología el año 1994. Trata sobre la relación entre la fe y el conocimiento en la filosofía analítica contemporánea. Poco después algunos profesores de filosofía me animaron a realizar también tesis de filosofía, que acabé defendiendo en 1995, sobre el problema del mal, centrada en un filósofo analítico llamado Alvin Plantinga. La última etapa de mis estudios la compaginé con la docencia. Desde 1992 hasta la fecha he estado dando clases tanto de filosofía como de teología en el Seminario Diocesano de Orihuela y de Alicante y desde 1994 he impartido también diversos cursos y seminarios en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra como profesor asociado. Como veis, toda esta primera etapa de mi vida sacerdotal estuvo dedicada principalmente al estudio y la investigación. Durante estos años también tuve contacto con la vida parroquial ejerciendo como vicario en la parroquia de la Inmaculada de San Vicente (1994-1996) y en la parroquia de Ntra. Sra. de Gracia de Alicante (1997).

En junio de 1998 se abriría un nuevo período de mi vida. Fue entonces cuando mi Obispo D. Victorio Oliver me llamó para confiarme ser Vicario General de la Diócesis. Yo tenía entonces 36 años y ninguna experiencia en cargos de gobierno. Pero me fié de lo que la Iglesia me pedía y trabajé con todas mis fuerzas al servicio de una Diócesis a la que he amado y sigo amando con locura. Hasta 2003 ejercí como "provicario general" y, una vez que marchó nuestro Obispo Auxiliar, como "vicario general". Fueron años preciosos e ilusionantes junto a mi querido D. Victorio. En este tiempo fui también nombrado Canónigo Magistral de la Catedral de Orihuela. En el año 2006 llegó como Obispo a la Diócesis, D. Rafael Palmero, el cual me pidió que siguiera a su lado, lo que hice con la misma ilusión del comienzo. Finalmente, también acompañé a mi actual Obispo, D. Jesús Murgui en su primer año como Obispo de la Diócesis. Estuve, pues, 16 años como vicario general de la Diócesis. Fueron años en los que aprendí a amar a la Iglesia Diocesana y a servirla de corazón.

En marzo de 2014 comenzó una nueva etapa de mi vida sacerdotal. Fue entonces cuando inicié mi ministerio como párroco y rector de la Basílica de Santa María de Elche. Era la primera vez que tenía la responsabilidad de párroco, en la que he puesto toda mi alma. Han sido años maravillosos, en una parroquia donde he sido feliz y me he sentido acompañado en mi fe. Tengo que dar las gracias a tantos fieles laicos que he sentido cercanos, y muy especialmente, a los sacerdotes de la parroquia.

Durante estos años no he olvidado mi vocación inicial al estudio, procurando encontrar siempre un hueco para leer, investigar e incluso publicar. Los temas de los que me he ocupado tienen que ver, sobre todo, con la filosofía de la religión y con la teología fundamental. La relación entre fe y razón, el problema del mal, la teología de las religiones y la increencia contemporánea han sido cuestiones a las que he dedicado diversos escritos.

Ahora el Papa Francisco me pide que inicie una nueva etapa, como Obispo vuestro. Con la ayuda de la gracia de Dios espero ser fiel a esta apasionante tarea que la Iglesia me encomienda.