Hace un año, la primera aventura de los miembros de la ONG Toubabs en el terreno de la cooperación no empezó demasiado bien. Una de sus fundadoras, la doctora María Ángeles Medina, que desarrolla su labor diaria en el centro de salud Doctor Sapena de Elche, recuerda que cuando llegaron a Dakar (capital de Senegal), la entidad con la que se habían desplazado hasta allí «nos dejó tirados como una colilla». Sin lugar donde quedarse, sin proyecto al que adherirse y con un billete de vuelta para dentro de un mes. Solo tenían la opción de volverse frustrados o buscarse la vida. Y optaron por la segunda opción. Tanto Medina como el resto de su expedición, que integraban el médico del centro de salud de La Florida de Alicante Josep Moreno, los enfermeros Juan Ramón Ramírez (Hospital Vinalopó), Carolina Martínez (Hospital de Elda) y Cristina Andana (también del Vinalopó); y Leticia Fernández, ingeniera que reside actualmente en Hamburgo.

Indignados, pero con muchas ganas de ayudar, se desplazaron hasta la embajada española, donde les buscaron un orfanato en el que quedarse y cuidar a más de 86 huérfanos, junto a cooperantes de otras partes del mundo. Una labor que combinaban pasando consulta en un dispensario por las tardes y realizando cuidados.

Aunque lo que supuso para ellos un giro en su experiencia senegalesa fue conocer a Regina Casado, una misionera leonesa que lleva más de 50 años trabajando en una barriada muy precaria de Dakar denominada Sam Sam. Un lugar donde la falta de servicios públicos es total y que lidia con estar construido sobre una ciénaga, lo que tras la lluvia se convierte en una versión deprimente de Venecia. Esta mujer, que, según María Ángeles Medina, es una feminista a ultranza, ha montado una escuela en la que forma a niñas jóvenes para que, desde los 12 ó 13 años, no se conviertan en máquinas de hacer hijos y tengan una mejor proyección de futuro. «Pero, según Regina, ¿de qué sirven tantos esfuerzos de evolución si muchas de estas mujeres luego mueren en algo tan habitual en sus vidas como es el parto? Sobre todo, porque la asistencia sanitaria es un lujo al que solo tienes acceso con dinero en Senegal. Esta misionera tiene claro que, para que proyecto tenga sentido, el barrio necesita un centro de salud, en el que las chicas puedan parir en condiciones y en el que se les dé conocimientos de orientación sexual», dice Medina, a la vez que subraya que «la muerte de una mujer en estos países es muy grave, ya que deja desatendidos a los hijos que le esperan en casa, de los que se suelen desentender los maridos».

El ayuntamiento de esa zona ha aprobado el proyecto del centro de salud y ahora necesitan financiarlo, aspecto en el que se ha implicado tanto esta ONG de sello alicantino como otras asociaciones humanitarias. «El coste es de 90.000 euros», explica esta médica ilicitana, que ha iniciado, junto a su organización, una campaña de crowfunding, a través de la que quieren recaudar 21.000 euros. De momento, hace solo dos días que la han lanzado, y ayer ya había recaudado 2.000 euros. La dirección web para realizar las donaciones es: www.goteo.org/project/construccion-dispensario-senegal.

Implicación de Mustang

Esta doctora explica que la Fundación Pascual Ros, dependiente de la empresa Mustang, se ha implicado mucho en el proyecto y les ha asesorado en cómo darse de alta como ONG. También les ha cedido el espacio de la Mustang Art Gallery para el próximo lunes, a las 19.30 horas, desarrollar una presentación de su proyecto en Senegal. El 12 de noviembre regresan después de un año a Dakar, aunque esta vez el inicio parece que será más positivo. Como el futuro de muchas mujeres del barrio de Sam Sam, que tiene mejor pinta gracias a su labor.