La entrada del IES Torrellano, ayer a primera hora, mostraba un aspecto diferente al que ha venido presentando cada martes desde hace tres semanas. Los padres habían guardado las pancartas reivindicativas que habían elaborado por las grietas que han aparecido en el ladrillo caravista de la fachada del edificio y la innacción, desde su punto de vista, de la Generalitat Valenciana.

El presidente del Ampa, Juan Francisco Moragues, reseñaba ayer a este diario que, en la última asamblea general, habían decidido darle una «tregua» al Consell de 20 días después de que la semana pasada gestionara la instalación de una valla de seguridad, colocada a cinco metros del edificio, ante el riesgo de que se produzca un desprendimiento. Algo provisional mientras no se realiza la reparación definitiva.

Un voto de confianza que dejan claro desde la asociación de padres que solo va a durar esos veinte días y a partir de ahí solo quieren escuchar soluciones. Entre otras cosas, porque fue a principios de junio cuando el propio director del centro denunció que estaban apareciendo estas grietas. De hecho, su previsión era que durante el verano quedara solventado. Técnicos del Gobierno valenciano se limitaron a desarrollar un primer estudio, pero no se actuó. Al iniciar el curso se detectaron más grietas y el propio centro perimetró, como buenamente pudo, todo el edificio pero solicitó que el Consell colocara algo más consistente y que diera fechas para la reparación. Estas fisuras de junio no son el único desperfecto que se generó el curso pasado en este centro. También surgieron en otras zonas del instituto como el trinquet y el aparcamiento, que acabaron con un desprendimiento en uno de los muros.

La semana pasada, técnicos de la Dirección Territorial de Educación y de FCC -la constructora que levantó el edificio- acudieron a estudiar los famosos daños en el caravista. Al parecer, según sea o no un vicio de obra, los costes de la reparación, que ha sido estimada en 250.000 euros, correrán a cargo del Consell o la constructora. Una cantidad importante por lo que los pasos parece que se están dando con paciencia desde la Administración pública. El problema es que a los padres parece que ya no les queda demasiada.