Contar la historia de las monjas Clarisas en Elche es contar la de la propia ciudad. Un relato que habla de entre 400 y 500 mujeres que, a lo largo de estos cinco siglos, a pesar de haber estado enclaustradas, han vivido los diferentes giros sociales y políticos. El archivero de la basílica de Santa María, Joan Castaño, narra todo a esto en su libro «Las Clarisas de Elche. Quinientos años de contemplación». Una publicación que forma parte de la colección con la que la Cátedra Pedo Ibarra de la Universidad Miguel Hernández (UMH) pretende recuperar la memoria de todos los ilicitanos.

La obra se presenta mañana, a las 20 horas, en el convento de la Merced y en el acto, además de Joan Castaño, participará el director de dicha Cátedra, Miguel Ors, y José Hernández Valenzuela, doctor en Historia Franciscana. Un evento que se realiza dentro de las actividades del quinto centenario de la llegada de esta comunidad de monjas a Elche. Y que también es el final de una aventura de investigación iniciada por Joan Castaño, que ha reconstruido a través de documentos del Archivo Municipal, del de Santa María o del de Protocolos Notariales. Así como también del Archivo Histórico Nacional y del Archivo Secreto del Vaticano donde, por ejemplo, encontró un reseñable impreso, fechado en 1753, en el que el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante informaba del traslado de dos monjas Agustinas de Orihuela al Convento de Santa Clara de Elche por una polémica que se generó con ellas.

El hecho de haber realizado este recorrido, según el propio Castaño, es «porque las Clarisas no conservan un archivo propio, ya que se perdieron muchos de sus documentos durante la inundación que padecieron en su primer convento, el de la Encarnación, por el que fueron trasladadas en 1853 al de la Merced. O por el incendio que también sufrieron en este último edificio durante la Guerra Civil», detalla el archivero de Santa María.

Esta publicación también recoge una interesante selección de fotos de objetos que se encuentran en el interior del actual convento de Santa Clara, junto al puente del Bimil·lenari, ya que las monjas permitieron que Sixto Marco entrara a tomar instantáneas hace un año. Una de las más significativas, por supuesto, es la que hizo de las Clarisas actuales.