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La toxicidad en el embarazo, a examen

Científicos de la UMH estudiarán cómo afectan en el desarrollo embrionario las sustancias utilizadas a diario en la higiene personal y la biomedicina

La toxicidad en el embarazo, a examen

Estar expuestos a componentes tóxicos es una realidad a la que nos enfrentamos cada día y que genera cierta preocupación por si esos compuestos son perjudiciales para la salud. Aunque los controles son exhaustivos y las industrias cada vez afilan más en sus ensayos antes de lanzar al mercado cualquier producto, todavía permanecen en la memoria casos como el fármaco conocido como la talidomida. Este medicamento, pensado para tratar la ansiedad, el insomnio, las náuseas y los vómitos en mujeres embarazadas, acabó generando malformaciones congénitas en los años cincuenta.

Lejos de eso, y para prevenir cualquier anomalía, el Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández es uno de los referentes en la investigación de toxicidad embrionaria, encargado de, entre otras muchas funciones, testar y comprobar que los productos no van a alterar la salud del feto y de los embriones en las mujeres embarazadas.

Tras años adentrados en estudios de gran calado, este departamento se enfrenta ahora a un nuevo reto: analizar compuestos que no se hayan investigado antes para predecir su efecto, concretamente quieren centrarse en la nanotoxicología.

«Se trata de un campo emergente para desarrollar aplicaciones donde la industria invierte mucho dinero y pensamos que puede ser una gran oportunidad», explicó Miguel Ángel Sogorb, investigador del Instituto de Bioingeniería de la UMH.

Pero, ¿hasta qué punto se usan partículas tóxicas a pequeña escala en la vida diaria? Según el científico, hay sustancias que están siendo muy utilizadas, como el óxido de titanio, empleado en muchas ocasiones en productos de higiene personal, como la pasta de dientes. La plata también ocupa un lugar destacado en este campo, utilizada en la biomedicina, porque acelera la cicatrización de las heridas. Además, hay otras nanopartículas para el tratamiento del cáncer que se aplican directamente sobre el tumor.

«Son aplicaciones muy prometedoras, pero habrá que conocer qué potenciales peligros hay para la salud y en nuestro caso para el desarrollo embrionario», apuntó Sogorb.

De esta manera, la UMH ha encontrado una parcela con la que podrá sacar punta, ya que los problemas de financiación amenazan de manera generalizada a las investigaciones, sobre todo a los estudios con sustancias más clásicas. En este camino, el Instituto de Bioingeniería pretende lanzar un proyecto conjunto de nanotoxicología en el desarrollo embrionario con un grupo de investigación de Holanda para presentarlo en el programa de la Comisión Europea y al «National Institute of Health», en Estados Unidos.

Así, los científicos del campus ilicitano se centrarían en estudiar cómo afectan los productos tóxicos a pequeña escala en el feto, mientras que los holandeses perfilarían su investigación en la placenta. «La intención es abordarlo de forma completa para hacerlo lo más redondo posible y poder, así, conseguir captar financiación por esta vía», comentó Sogorb.

Por el momento, en el contexto en el que se mueven los científicos, existen pocos estudios sobre nanotoxicología y no hay claras evidencias sobre si son perjudiciales para la salud compuestos como los que se ahora mismo se utilizan en biomedicina para llevar un fármaco hasta el punto exacto de un tumor, conocidos como puntos cuánticos.

«La toxicidad depende del tamaño y si para cada una de las partículas existentes hay que hacer un ensayo supondría un trabajo muy arduo. Estos estudios, como mínimo van a ayudar a reducir el número de animales de experimentación que se utilizan en la evaluación de la toxicidad», aclaró el investigador de la UMH.

Evidencias tóxicas

El análisis del perfil de expresión de genes en las células embrionarias es la gran apuesta de los investigadores de la Universidad Miguel Hernández. Ejemplos sobre los que han dedicado sus análisis en estos laboratorios son las sustancias ( como el 5-fluorouracilo) que atacan directamente al feto sin alterar a la madre, utilizadas en el pasado como como anticancerígenos. Hay otras que también afectan al desarrollo embrionario, si se toman en exceso durante un momento concreto de la gestación, como el ácido retinoico, un percusor de la vitamina A.

Pese a ello, los expertos advierten que, ahora mismo, no hay sustancia en el mercado de especial preocupación. «Las que están autorizadas son seguras porque se han ensayado correctamente. Lo que nosotros tratamos es desarrollar procedimientos que aumenten la seguridad de las evaluaciones de manera que se puedan ser más eficaces, más económicas y utilizando la menor cantidad posible de animales de experimentación», señaló Sogorb.

Sin animales

Precisamente, la unidad de Toxicología del Instituto de Bioingenieria con sede en Elche tiene la particularidad de no usar animales en sus análisis. Durante los últimos años, este departamento trata de desarrollar métodos que eviten tener que utilizar seres vivos, ya que esta práctica está cuestionada éticamente y requiere mucha más financiación traducida en miles de euros. Esta línea de trabajo de la institución académica se consigue a través de cultivos celulares, concretamente a través de células de embrión de ratón.

«Esas células si las dejas en el laboratorio, al cabo de diez días, empiezan a latir. Se forma una especie de célula percusora del corazón, que con el microscopio se puede ver cómo se contrae», explicó Miguel Ángel Sogorb.

Sin embargo, ese procedimiento no es nuevo y tiene todavía mucho que mejorar. Por ello, en la UMH están tratando de introducir métodos de medida de esas alteraciones de las células madre embrionarias que no pasen por observar el latido, ya que puede ser impreciso. Esas claves en las que trabajan los científicos del campus ilicitano no dependen tanto del criterio subjetivo. De hecho, el director del Instituto de Bioingeniería y miembro del departamento de Toxicología, Eugenio Vilanova, está presentando los resultados de estos avances en el Congreso Mundial de Toxicología de México.

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