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«La formación no es un tren que pasa una vez en la vida»

Tal día como hoy, pero 40 años atrás, el BOE publicaba el decreto por el que se creaba en Elche el centro regional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

José Pascual Ruiz, minutos antes de la entrevista.

La UNED cumple precisamente hoy 40 años. ¿Cómo ha cambiado en estas cuatro décadas?

En sus inicios, el principal problema que tuvimos fue la ubicación, en un edificio anexo al instituto de Carrús. Nadie se esperaba la respuesta que tuvimos nada más empezar, porque el primer curso se matricularon 1.800 alumnos. No había un espacio adecuado para llevar a cabo la tarea docente, y toda la infraestructura que necesita el personal de administración y servicios. Eso fue una reivindicación desde el primer día. Es verdad que se nos dio un espacio al lado Mercado Central, hasta que en los años noventa entramos en lo que era la antigua clínica de Morenilla y, posteriormente, se habilitaron los aularios en dos fases y el Aula Magna. Por tanto, tenemos tres edificios y la suficiente holgura para desarrollar toda la labor y los servicios que hoy prestamos. Hay que tener en cuenta que hemos pasado de once carreras a 27 grados, y el próximo año incorporaremos Criminología. Además, tenemos once grados combinados, y 19 cursos de doctorado, 19 idiomas, másteres y la Universidad Abierta.

¿Ha cambiado el perfil del alumno en estos 40 años?

¿Ha cambiado? Es verdad que problemas de renta, problemas de movilidad, numerus clausus han hecho que muchos alumnos que han aprobado la Selectividad inicien su grado en la UNED, y son estudiantes muy jóvenes. Lo hacen por esos motivos y porque no se exige la presencialidad. Hoy en muchas familias hacen falta ingresos, esos jóvenes están trabajando, y la UNED les permite no abandonar su formación y llevarla de una manera más flexible. La UNED, de hecho, ha roto muchas barreras. Ha sido una de las estructuras que más ambición y compromiso social ha tenido en cuanto a la igualdad de oportunidades. Esté dónde esté la persona, con su problemática y sus circunstancias, nunca ha tenido excusas para formarse, y hoy más que nunca, porque estamos en un mundo globalizado, donde la materia prima es el conocimiento. De hecho, hay que trasladar a los jóvenes y a la sociedad que esto de la formación no es un tren que pasa una única vez en la vida, a los 18 años, sino que es un taxi que se puede tomar en cualquier momento. En un mercado tan competitivo, los conocimientos se pueden quedar obsoletos. Hasta que se abandone el mercado laboral, la relación de cualquier persona con la Universidad va a ser una constante en nuestro tiempo. De todos modos, la media sigue estando en unos 35 años.

Siempre se ha dicho que una titulación era un pasaporte para conseguir un mejor futuro, pero parece que ahora la realidad se empeña en desmentirlo e incluso se habla mucho de sobrecualificación entre los más jóvenes...

Este país entró en una crisis como nunca se ha conocido, tan larga y tan dañina. Una forma de afrontar la solución a la crisis ha sido una devaluación interna y, por tanto, de los salarios y los precios, para recuperar la competitividad perdida en la etapa de auge. Ese esfuerzo ha recaído sobre los trabajadores. En la medida en que un universitario accede a un puesto de trabajo y no llega a mileurista, no se está valorando su formación. De todos modos, no podemos caer en la confusión. Eso ha sido la medicina a un problema, pero no va a ser así toda la vida. El FMI, la OCDE o el BCE están a favor de que se recupere el consumo, y eso sólo se consigue recuperando empleo y salarios. Muchos alumnos incluso me han dicho que han tenido que rebajar su currículum para acceder a un empleo. ¿Qué ocurre con el empresario? Que no puede pagarle lo que vale y prefiere no emplearlo, porque le da vergüenza. Luego, hay una parte importante que ha salido fuera y continúa haciéndolo.

¿Se puede romper esa tendencia a corto plazo?

No, una crisis financiera, a diferencia de una crisis típica de demanda y oferta, es de una duración mucho mayor, pero, al final, se acabará saliendo.

¿Y cómo se anima a alguien a entrar la Universidad con este panorama tan desolador?

Eso es como si planteáramos que un señor tiene hambre, los plátanos están muy altos y preguntamos si le dejamos la escalera. Este país necesita Formación Profesional, y eso es indudable, pero también necesita apoyar en serio y fuerte la educación universitaria. Vamos hacia una sociedad en la que muchos de los empleos que hoy existen van a desaparecer. Ocho de cada diez niños que nacen hoy trabajarán en empleos que ni siquiera existen. Los procesos de automatización y robotización ya están, pero van a suprimir trabajadores, y decía el rector de la Universidad de Barcelona que, si un robot te desplaza, haz tú robots. Hay otras puertas que se pueden abrir, y no hay que quedarse con los brazos cruzados. No obstante, tenemos un porcentaje muy alto de población «ni-ni», según el último informe de la OCDE, y la media nacional de abandono en la ESO entre 1996 y 2008 estaba en el 32% de media en España, y en nuestra Comunidad estaba diez puntos por encima.

¿Qué se ha hecho mal para llegar a eso?

Cuando una persona trabaja como carpintero o fontanero en la construcción y recibe sueldos de 3.000 euros... A mí me han llegado padres diciéndome que para qué quería estudiar su hijo una carrera si ganaba más en la obra. Yo siempre les he dicho que eso es algo coyuntural, no va a ser toda la vida así. Lo que es para toda la vida es un título y unos conocimientos que no te pueden robar nadie. Te pueden robar la cartera, pero el título no te lo roba nadie. El camino auténtico y que te hace feliz es siempre el más largo y costoso, y, con eso, conseguirás lo que quieras.

¿Cómo está en estos momentos la UNED en cuanto a abandono de carreras?

Hay un estudio del Banco Santander, que se publicó hace tres semanas, y que detalla que hay 137.000 alumnos menos en el conjunto de las universidades, por el encarecimiento de las matrículas, el recorte de becas, la falta de ingresos en las familias... Acabo de ver a un alumno que me decía que el año pasado no se matriculó y que este año tampoco podía, porque tenía que trabajar. En nuestro caso, de todos modos, no hay más que en otras universidades, y se trata de gente que se matricula voluntariamente y que también es más madura. De todos modos, en estos años sí hemos notado que hay menos alumnos presenciales, pero es lógico, porque el alumno de Villena, por ejemplo, tiene un gasto en gasolina. El alumno de Elche, Crevillent o Alicante sí acude. De todos modos, nosotros ofrecemos la presencialidad online, y el aula está en casa.

En su momento, la UNED fue una universidad pionera, porque era un centro a distancia, pero ahora hay más de este perfil. ¿Cómo les ha afectado la competencia?

Nosotros estamos a la vanguardia en el sector de las TICC. Nuestra Universidad, en ese sentido, lleva años de ventaja y sigue teniendo una gran sensibilidad. Yo acabo de estar en una reunión de directores con el rector y se expuso eso mismo. Cualquier novedad la UNED la introduce. Ahora, eso sí, y a diferencia de otras, la UNED no regala nada. El alumno se lo tiene que ganar, y el protagonista del aprendizaje es el alumno, y los demás estamos para orientarle, tutorizarle e ilusionarle. El alumno, cuando se matricula, sabe los temarios de los que se examina, la fecha de exámenes, y los recursos con los que cuenta, además de servicios como el de orientación y empleo, y hasta se les aconseja de cuántas asignaturas se puede matricular en función de su tiempo, para que no acabe abandonando. Además, la UNED llega donde no llegan otras universidades.

¿En qué sentido?

Por ejemplo, el 60% de los alumnos discapacitados que estudian en universidades españolas lo hacen en la UNED, y también tenemos un profesor tutor que va a Fontcalent y apoya en sus estudios a personas privadas de libertad. Por ejemplo, nosotros tenemos a una persona con una incapacidad total y el profesor le hace el examen en su propio domicilio. Tuvo un accidente laboral y se quedó postrado con cuarenta y pocos años, y está estudiando Derecho. Ha terminado segundo y hace curso por año. Curiosamente, es una especie de medicina el estudio. Él mismo me dijo que lo hacía para no tener otras ideas en la cabeza. Para mí, es un orgullo, y cada año, cuando empieza el curso, yo me pongo en contacto con él, para ver cómo va, animarlo... Durante la semana antes del examen incluso le llamamos todos los días porque si tiene médico o dolores no puede hacer las pruebas. Si este tipo de sociedad es la que estamos creando, bienvenida sea. La igualdad de oportunidades no es una frase hecha, hace falta disponibilidad de medios, pero también de personas.

¿Cuáles son los retos más inmediatos de la UNED en Elche?

El reto siempre es estar a la última en tecnología, para estar en comunicación permanente con el estudiante. Luego también es muy importante la calidad del claustro de profesores: tenemos catedráticos, jueces... Tenemos un personal que se gana la plaza en un tribunal de oposición, donde tiene que competir con otros. Yo recibo muchos currículums de gente que quiere ser profesor-tutor, y las plazas se sacan a concurso de méritos. Luego, el personal de administración y servicios lleva muchos años y conoce perfectamente las necesidades del estudiante y coopera para facilitarle todos los recursos.

Una vez que sumen Criminología el próximo curso, ¿cuál es el siguiente paso?

Una de las que en su momento se querían incorporar era Magisterio. Ahora, no creo que sea al curso que viene, porque la única que nos han dicho desde el Rectorado que se iba a incorporar era Criminología. Fíjate lo que supondría para la UNED Magisterio, pero hacen falta recursos humanos y materiales, y en estos momentos quizás no se pueda acometer esa implantación, porque todas las universidades han sufrido recortes y la nuestra, aunque sea del Estado, también.

¿Cómo han vivido ustedes los recortes?

El milagro nuestro es llevar toda la carga docente y prestar todos los servicios a los alumnos, incluso a las personas privadas de libertad o con discapacidad. ¿Ha habido recortes? Supongo que como en otras universidades españolas.

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