Los excrementos de las mascotas no son la única molestia con la que han de lidiar muchos vecinos de Elche en su día a día, sino también con los orines de los perros y, en ocasiones, de los propios humanos. El barrio de Porfirio Pascual es una de las zonas donde han saltado las alarmas, sobre todo en los viales con escaleras y rampas que desembocan en la calle Clara Campoamor. Allí, en mitad de los bloques de viviendas,estas zonas de paso, con bancos y algún jardín, las manchas y los malos olores provocados por los orines se han adueñado del suelo.

Los vecinos de las calles Hermanos González Selva y Juan Caracena Miralles y Mario Pastor Sempere conviven con el «jaleo» que numerosos jóvenes producen a la entrada y salida de las clases, en las horas centrales del día, o incluso por las noches.

«Debajo de mi casa se han llegado a juntar hasta treinta personas durante horas y, cuando se van, se queda todo sucio», denunció un residente de la zona. Como él, otro vecino de uno de los inmuebles de estas calles criticó que «nos hemos quejado y hemos amenazando con denuncias por insalubridad, porque cuando da el sol, y a la noche, los olores de los orines de los perros llegan a las casas». Ante ello, los principales afectados reclaman un baldeo más constante en estos espacios públicos, algunos de ellos rehabilitados recientemente, coincidiendo con las obras de alcantarillado.

Frente a ello, desde el Ayuntamiento, el concejal de Mantenimiento, Héctor Díez, reconoció que las quejas por las orinas de perros son generalizadas en toda la ciudad y que en los próximos meses presentarán una campaña con sanciones.

Pero no es solo éste problema el único que preocupa en este punto del barrio, la suciedad a veces se queda corta. El consumo de alcohol y otras sustancias estupefacientes forma parte de una realidad que lamentan los vecinos. Algunos, además, han sido testigos de jóvenes saltando por las barandillas y los muros que hay en la zona.