Débora Johansen autorizó la donación de órganos de su padre en el Hospital General de Elche y asegura que es una decisión de la que nunca se va a arrepentir. «Mi padre falleció muy joven, con 61 años, después de padecer un ictus hace escasamente tres meses», explica Débora, a la vez que detalla que «era una persona sana, que llevaba una vida normal, hasta que apareció este problema».
La mujer indica que «fue una cuestión de días. A los dos días de estar en el hospital entró en muerte cerebral. Fue en ese momento cuando la médica nos comunicó la situación, y nos habló de la posibilidad de donar sus órganos sanos». Débora recuerda, bastante emocionada, que «estaba llorando por la muerte de mi padre, pero me emocionó saber que podía ayudar a otras personas a vivir. La médico me informó que la donación podría ayudar a salvar tres vidas y di el visto bueno a la autorización».
«Me ayudó mucho a soportar el dolor por la pérdida de mi padre. Pensar que la angustia se podía transformar en tres vidas me hizo sentirme más aliviada», confiesa Débora Johansen, a la vez que asegura que «yo misma quiero ser donante. Me parece que es un gesto maravilloso para ayudar a personas que puede vivir mejor gracias a la donación». Johansen apunta que, «hasta que pasó lo de mi padre, no habíamos hablado del tema en la familia, pero ahora lo tenemos muy claro, queremos ayudar». j. a. m.