Vallas de protección y barandillas oxidadas, elementos de seguridad golpeados por los coches y socavones en el asfalto. La degradación del puente del Bimil·lenari salta a simple vista y se agrava con el paso del tiempo. Las denuncias de vecinos y de la oposición ante el deterioro de este concurrido punto de la ciudad se han hecho más que constantes en las últimas semanas. De hecho, en el pleno del lunes, la Corporación municipal votó por unanimidad la necesidad de mejorar esta infraestructura.

Conscientes de la necesidad de su rehabilitación, el Ejecutivo local dispone ya de un estudio con las diferentes necesidades de este viaducto, cuyo coste asciende hasta los 150.000 euros, lo que supondría agotar las tres cuartas partes de la partida de la Concejalía de Mantenimiento acordada en los presupuestos municipales, cifrada en un total de 200.000 euros.

«Cuando llegamos al equipo de gobierno, ya nos trasladaron los daños de este puente que ha dado problemas desde su construcción. Por ello, encargamos un informe de evaluación con técnicos municipales y ya lo teníamos visto y estudiado», aseguró a este diario el edil del área, Héctor Díez. Y es que la infraestructura acumula demasiado por hacer. Según el estudio, el tablero del puente presenta grietas con probabilidad de filtraciones de agua que podría afectar a la estructura. Un escollo que implicará el reasfaltado de todo el viaducto y la revisión de la capa de drenado ante los socavones existentes.

Además, el Ayuntamiento de Elche contempla la sustitución de toda la barandilla metálica similar a la existente en la zona de la portalada. Junto a esta actuación, el tripartito se enfrenta a otro reto, el de disminuir la velocidad en los alrededores del puente para evitar los continuos accidentes, sobre todo en la bionda frente a la infraestructura.

De hecho, en tan solo un año, este elemento ha tenido que ser sustituido tres veces por siniestros de tráfico, con un coste de 4.000 euros cada vez que se ha reparado. Ahora, está pendiente de rehabilitar tras la última colisión. Ante este panorama, la intervención planteada pasa por limitar la velocidad a 50 kilómetros por hora en la calle Presidente Lázaro Cardenas del Río con reductores.

Con todo este serial de hilos pendientes y ante el coste que ello conlleva, el tripartito tiene previsto actuar por fases y no descarta comenzar de aquí a finales de año con una de las tres medidas ya recogidas. Sin embargo, las limitaciones de la partida presupuestaria destinada a mantenimiento hace difícil conocer cuáles serán los plazos exactos para ver el viaducto en condiciones.

Pese al envejecimiento y al desgaste de este puente colgante, inaugurado hace ahora 16 años, el concejal Héctor Díez aseguró que, aunque las intervenciones no precisan de urgencia inmediata, sí que es necesario actuar en el menor espacio de tiempo posible ante la dejadez acumulada en los últimos años.